La multinacional química suiza Clariant anunció el cierre definitivo de su planta industrial en el partido de Zárate, dejando en la calle a 50 trabajadores. La decisión, que fue comunicada al Sindicato Químico de Zárate, implica el cese de la producción local para pasar a un esquema de comercialización de productos importados desde su planta en Brasil.
El anuncio llegó mediante un comunicado oficial dirigido a clientes, proveedores y al gremio del sector. La compañía adelantó que pagará las indemnizaciones correspondientes, pero eso no evita el impacto social de una nueva desindustrialización en la zona. La decisión genera máxima alarma en el polo químico del norte bonaerense, uno de los sectores más castigados por el actual pésimo contexto económico agravado por las políticas recesivas del gobierno libertario de Javier Milei.
De producir a importar: otra planta menos
Clariant justificó el cierre argumentando una "evaluación de opciones estratégicas", tras la cual optó por discontinuar su producción en el país, aunque continuará con operaciones comerciales. La medida, sin embargo, representa una pérdida directa de 50 puestos de trabajo y un golpe al entramado productivo local.
El hecho revive el conflicto aún reciente con Alpek, otra química de la zona, que a fines de mayo había despedido a 29 trabajadores. Gracias a la intervención del Ministerio de Trabajo bonaerense, que conduce Walter Correa, y la presión del gremio, se logró revertir esa medida. En ese caso, los despidos fueron calificados como “injustificados” por el sindicato, lo que motivó una fuerte movilización.
Zárate y la región, bajo presión
El cierre de Clariant no es un caso aislado. Forma parte de una preocupante cadena de despidos, cierres de plantas y suspensiones que afectan a múltiples distritos industriales bonaerenses.
Este martes, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) lanzó un paro por tiempo indeterminado en respuesta a nuevos despidos en la planta de Molinos Río de la Plata en el distrito de Esteban Echeverría. Ese mismo distrito ya había sido golpeado por el cierre de Dánica en Llavallol, que empleaba a una importante cantidad de trabajadores echeverrienses.
A eso se suma el cierre de operaciones de la firma Huggies (Kimberly-Clark) en Pilar, que dejó sin trabajo a más de 200 empleados, agravando aún más la situación laboral en el conurbano bonaerense.
Gremios en alerta y conflicto creciente
La escalada de despidos en la industria comienza a encender las alarmas en todo el movimiento obrero. Desde los gremios advierten que muchas de estas decisiones empresariales responden a una lógica especulativa, amparada por un contexto económico recesivo, sin políticas activas de protección del trabajo.
El caso Clariant pone de nuevo en el centro del debate la necesidad de defender con todo el aparato productivo nacional y exigir respuestas del Estado ante el avance de la desindustrialización.