El emblema de la industria siderúrgica Acindar atraviesa una grave crisis y decidió paralizar el 80% de la producción hasta el 4 de agosto de su planta de Villa Constitución, Santa Fe, lo que afecta a unos 600 trabajadores que temen que la historia de Somisa, en los`90, se repita en un contexto condicionado por la apertura indiscriminada de las importaciones, disminución del consumo interno, paralización de la obra pública y el desinterés del Gobierno, cuyo foco está puesto en la minería.
La paralización afecta a los trabajadores directos y a todo el ecosistema económico de Villa Constitución: contratistas, cooperativas, comercios y talleres barriales
El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Abel Furlán, manifestó que la decepción y el cambio de ánimo se reflejan en las asambleas, a pesar de que “en 2023 varios compañeros votaron a Milei” y, en recientes comicios, también “por candidatos locales de La Libertad Avanza”.
El delegado de la UOM en Acindar. Silvio Acosta, indicó que la planta producía 1.200.000 toneladas anuales, pero ahora hace solamente la mitad: 600.000. No obstante, Acosta opinó que la compañía no llegará a la “instancia Somisa”.
Las importaciones
Los representantes sindicales de los operarios apuntaron que la caída del 60% en la obra pública, aumento de importaciones de acero desde Brasil, apertura comercial sin regulaciones y un régimen de suspensiones que ya lleva más de un año y medio contribuyeron con el clima existente.
Ante esta situación, Acosta declaró: “Seguimos surfeando la ola con acuerdos de suspensiones”. Y es porque los operarios aceptaron incluso adelantos de vacaciones para evitar despidos, pero la empresa no da señales de reactivación.
“Parece que quieren que el costo lo paguemos los trabajadores”, advirtieron, y reclamaron la conformación urgente de un comité de crisis multisectorial.
Asimismo, en un efecto dominó, la cooperativa Cooperar, que trabaja dentro de la planta, transita por una conciliación obligatoria mientras aguarda definiciones sobre su futuro. Con una actitud cautelosa, los dirigentes de la UOM priorizaron el diálogo porque consideraron que un paro sin producción perdería impacto real.
Sin embargo, los obreros de Acindar ofrecen resistencia y aseguran que “esto no lo resuelve solo la UOM ni solo Acindar. Se necesita un esfuerzo de todos”.
¿Un reflejo?
Como se mencionó arriba, la comparación entre Acindar con la historia de Somisa es fácil de hacerla porque hay ciertas similitudes. Somisa cerró sus puertas y fue privatizada en 1992, luego de sufrir una crisis inducida, con intervención estatal y una reducción significativa del personal.
Posteriormente, la vendieron a un consorcio liderado por el Grupo Techint, que rebautizó la empresa como Siderar y luego Ternium Siderar, integrándola a un grupo industrial global, cuyo procesó evidenció una concentración empresaria y pérdida de soberanía.
En la actualidad, la UOM encabeza las gestiones para preservar los empleos de Acindar y con la sombra de la historia de Somisa en el aire, intenta que la sangre no llegue al río. Pero no descarta que la lucha se torne más intensa que ahora. Todo esto, ante la atenta mirada de Techint, a quien un deja vú de la historia sí lo beneficiará.