Desde hace años, la clase media argentina (especialmente los trabajadores y jubilados), viene siendo la principal variable de ajuste de distintos gobiernos de turno.

El actual gobierno nacional electo, plantea que habrá que hacer enormes sacrificios, y que se llevará un ajuste muy grande para salir adelante. Personalmente no lo dudo, porque bajo esas mismas frases, padecimos las espantosas medidas políticas y económicas que nos perjudicaron muchísimo en el pasado. Un claro ejemplo de ello, es lo acontecido en la década de los 90'.

Ahora bien...

¿Quiénes piensan que serán la variable de ajuste nuevamente?

¿La casta, como te dijeron durante toda la campaña electoral?

Claramente no, porque a la casta la tenés dentro del propio gobierno nacional electo.

Por lo tanto, se avizora más ajuste para la clase trabajadora y los jubilados en la República Argentina, es decir, un aumento exponencial de pobres en nuestra Nación.

Con este oscuro panorama por delante, la pregunta sería: ¿Hasta dónde los trabajadores y los pasivos, están dispuestos a seguir siendo quienes paguen el costo de más y más ajuste?

Venimos soportando niveles de inflación realmente elevados, tanto desde la gestión del gobierno del ex presidente Macri, hasta la del gobierno saliente del ex presidente Alberto Fernández, que empeoró varios indicadores que debieron mejorar en esos cuatro años de mandato.

Se dispararon especialmente, los índices de la pobreza y de la indigencia.

El poder adquisitivo viene siendo demolido, producto de que la mayoría de las paritarias, no pudieron ganarle a la inflación año tras año.

Los jubilados, perciben haberes de hambre, que los ubican en situación de indigencia. Algunos de ellos, pueden quizás estar un poco mejor, en aquellos que tienen la ayuda o asistencia del núcleo familiar (en especial de los hijos).

Asimismo, millones de argentinas y argentinos, que dependen de planes sociales para sobrevivir.

El cuadro de situación económica y social, es realmente compleja y a la vez demasiado crítica.

Por otro lado, observamos que integran el gobierno nacional electo, una serie de funcionarios que fueron parte de gobiernos anteriores y que en gran parte, son los máximos responsables de la situación económica compleja que vive nuestro país. Si ellos fueron parte del problema y durante los gobiernos en los que estuvieron, los resultados fueron desastrosos para el pueblo, no se entiende que esas personas ahora vayan a ser parte de la solución.

Es trascendental, el rol que tomará la oposición en su conjunto, para proteger los intereses del pueblo argentino en su conjunto, y no ser funcionales a un ajuste brutal, sobre una ciudadanía que ya no tiene más margen para resistir ajuste alguno en su economía familiar.

Será importante que la oposición defienda los intereses de la patria, los recursos naturales; el trabajo nacional; la continuidad de los Medios y Empresas del Estado de los nefastos proyectos de privatizaciones, que no consientan despidos masivos, ni una enorme devaluación de la moneda nacional, y que se presten para apoyar proyectos de leyes que van en contra del bienestar de las argentinas y argentinos de bien.

También será clave, que el movimiento obrero defienda todas las fuentes de trabajo en las distintas actividades (estatales y privadas), los Convenios Colectivos de Trabajo y las leyes laborales actuales, el salario y las jubilaciones (poder adquisitivo), y que  rechace cualquier nuevo intento de flexibilización laboral, que apunte a  transformar a las mujeres y hombres del mundo del trabajo, en los nuevos esclavos del siglo XXI.

En este nuevo período, necesitamos dirigentes políticos en la oposición, y que el sindicalismo (en el marco de la unidad y la solidaridad), demuestren estar a la altura de las circunstancias.