Guillermo Bianchi: “La idea del presidente es tomar solo decisiones porque cree que el país es una propiedad privada”

El titular del Sindicato de Empleados de Comercio de Mar del Plata y Zona Atlántica (SECZA) analizó el impacto del paro nacional del miércoles pasado, y adelantó que la CGT inició “un camino para construir una alternativa política”. Criticó el autoritarismo del presidente Milei, y alertó que hace dos años en el país “no hay aumento salarial”.

El miércoles pasado, Mar del Plata tuvo una jornada histórica. Pese al calor y a estar en plena temporada, miles de manifestantes ganaron el centro de la ciudad para rechazar el DNU y la llamada Ley Ómnibus. Como en todo el país, el paro nacional llamado por las centrales obreras y los movimientos sociales tuvo un alto impacto, y más allá de los números, aparece como un punto de inflexión. “La CGT emprende un camino para construir una alternativa política”, afirma sin medias tintas el titular del Sindicato de Empleados de Comercio de Mar del Plata y Zona Atlántica (SECZA) Guillermo Bianchi.

Desde su visión, “el mundo sindical debe impulsar la lucha colectiva”, para enfrentar el modelo de mercado que quiere imponer el presidente Javier Milei, a quien considera “autoritario”. En esta charla con Data Gremial, el dirigente desgrana la realidad vertiginosa, justifica que se haya llamado a una medida de fuerza a menos de dos meses de gestión, y alerta de los efectos de tratar al país “como una propiedad privada”. Además, adelanta cómo será el año en materia de negociación salarial, luego del anuncio de un nuevo acuerdo parcial para los trabajadores mercantiles.

-¿Qué balance hace del paro general de actividades de este miércoles, y la multitudinarias marchas que se dieron en todo el país?

-El balance es muy positivo, se extendió mucho más allá del anillo de Capital Federal, donde se hizo la última marcha a Tribunales para reclamar por la inconstitucionalidad del DNU que es autoritario y desproporcionado. Esta segunda jornada de este plan de acción abarcó muchas ciudades importantes, y si uno repasa lo que dicen los compañeros de todo el país coinciden en que fue una de las movilizaciones más importantes de los últimos tiempos. La CGT lo que hizo en esta ocasión es superar la idea del reclamo sectorial y emprender el camino para construir una alternativa política que una a muchos sectores y pueda confrontar con un modelo que ya está mostrando sus consecuencias.

-¿Qué se le responde a quienes acusan a los gremios de haber estado callados durante el gobierno anterior y ahora hacer una medida de fuerza a uno que no llega dos meses de gestión?

-Se le hace un paro a un gobierno que, a las 72 horas de haber asumido el presidente dándole la espalda a uno de los poderes que constituyen la República, firmó un decreto que busca una reforma constitucional de hecho. El propio presidente hizo hace un tiempo una declaración muy dañina sobre los artículos 14 y 14 bis de la Constitución Nacional, por eso no sorprende que al asumir haya querido intentar eliminar uno de los bastiones de resistencia como es el sindicalismo. El paro se hizo tan rápido porque tan rápido quieren destruir la República, las instituciones democráticas, por eso ha reaccionado el movimiento obrero. La verdadera naturaleza de la Ley Ómnibus, más allá de la desproporción de la apertura económica y la destruición de la producción nacional y los derechos, es que el presidente quiere acceder por cuatro años a tener la suma del poder público, y conformar el poder Ejecutivo en un autoritarismo.  Son tan amantes de la propiedad privada que creen que el país es propiedad privada, y quieren tratarla como tal. Como Javier Milei en varias entrevistas no pudo responder si cree en la democracia, con sus actos demostró que no cree mucho.

-¿Coincide con Pablo Moyano que el sindicalismo es la principal barrera contra este avance autoritario del gobierno nacional?

-Sí, pero esta tarea va más allá de ser una barrera. Por eso se preocuparon tanto, porque ya no es una resistencia, sino que es un camino por recorrer. Eso es fundamentalmente el punto de quiebre en esta movilización: el movimiento obrero abre una instancia de organización social para confrontar con el modelo de mercado. La plaza del miércoles pasado fue socio-política, mucha gente que votó a Milei estuvo en la marcha de la CGT; muchos sectores que creían que el ajuste no les iba a llegar se movilizaron, como los grandes empresarios de la pesca, que estuvieron presentes. Es una plaza que muestra un nuevo camino, de transformación social hacia una sociedad con justicia social. Por eso la preocupación no es la movilización, sino el camino que comienza a mostrarse. Ahí está el punto de quiebre de la relación con el gobierno. Inmediatamente cambian la conducción de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) creyendo que así castigan a los gremios, pero no se dan cuenta que le quitan la salud a las grandes mayorías. La idea del presidente es tomar solo las decisiones porque cree que el país es una propiedad privada.

-¿Cómo debe seguir el plan de lucha? Algunos dicen que se debe hacer una nueva marcha cuando se trate la Ley Ómnibus, otros comenzar a dialogar.

-Los caminos de diálogo generalmente tienen que tener personas predispuestas. Nosotros no creemos en el diálogo, sino en el acuerdo, donde dialogar debe ser parte de las mesas de negociación. Indudablemente uno debe sentarse, dialogar, fijar sus posturas sectoriales, y buscar los consensos para llegar a un acuerdo. Ahí se incorpora el diálogo como un elemento virtuoso. Pero este gobierno ha mostrado que no tiene predisposición al acuerdo: Lo ha mostrado con la maniobra de firmar un dictamen que luego de modifica en un departamento. Hay que tener gente predispuesta al diálogo, el gobierno cree que solo es un método de distracción. se vio en las exposiciones en el Congreso, que miraba hasta con desdén, esa es una natural predisposición al autoritarismo. Por eso creo que el plan de lucha debe tener una continuidad, pero diseñada inteligentemente para no caer en la dualidad, como los sectores más reaccionarios han hecho en el país en los últimos tiempos. El mundo dual al que nos quieren llevar en la política hay que romperlo, y justamente el plan de acción que debe aplicar el movimiento obrero tiene contemplar por supuesto los reclamos sectoriales, además de llamar a mesas de trabajo y producción, porque es el motivo central del desarrollo del país, y que es una contracara del modelo que quiere imponer el gobierno nacional. El mundo sindical debe impulsar la lucha colectiva.

Situación local

-¿Cuál fue la adhesión en la zona atlántica del paro, y cómo vio la marcha que allí se hizo, sobre todo porque estamos en un mes de vacaciones, con mucho turismo?

-En Mar del Plata nunca vimos una marcha tan numerosa un 24 de enero con 31 grados. No sólo las organizaciones comprendimos que era momento de movilizarse, sino que mucha gente espontáneamente lo hizo. Por supuesto que este no era un paro contra las patronales sino contra el gobierno, entonces funcionó el pequeño y mediano comercio, los sectores del turismo. El paro tuvo una enorme movilización y una importante adhesión. Este es un dato novedoso, porque era momento de manifestarse contra un modelo perverso que afecta a las grandes mayorías. 

-¿Cómo viene la actividad por la temporada, en especial en el sector comercio, en medio de esta crisis económica?

-Nosotros veníamos antes de la pandemia con un techo de cristal muy difícil de romper: los turistas venían los fines de semana, así se vacacionaba. Luego de la catástrofe del Covid-19 llegó como novedad que Mar del Plata volvió a recuperar a diciembre, enero, febrero y marzo como meses de temporada, con llegada de turistas. Hubo tres factores que permitieron esto: uno, los cambios que hablamos que trajo la pandemia; segundo una política pública como el Previaje, que siempre tuvo a Mar del Plata entre las cinco ciudades más beneficiadas; y en tercer lugar la recuperación de los adultos mayores y los jóvenes como turistas. Esto generó que en los últimos dos años nuestro sector tuviera un crecimiento exponencial de trabajadores de temporada, lo que vimos esta temporada es que no se ha sumado gente, que los comerciantes pequeños y medianos están muy preocupados por la caída de las ventas, porque si alguien está pagando el costo de este modelo son los jubilados y los trabajadores, con salarios reprimidos. Además, hemos vuelto al turismo de fin de semana, un ciclo que se está desandando. Estamos viendo una temporada que es el reflejo de temporadas que ya murieron, porque este modelo no propicia el derecho de las mayorías, en este caso al esparcimiento. 

Paritarias e inflación

-¿Cómo imagina las paritarias en este contexto inflacionario, se habla de paritarias permanentes para evitar la pérdida de salarios?

-En la gestión de Mauricio Macri, quisieron llevar los salarios muy bajo, con la excusa de ser competitivos. Llevar como en Sudamérica los salarios bajos en dólares. Alberto Fernández, por incapacidad, hizo lo mismo. No permitió el incremento salarial. En realidad, nosotros estamos recomponiendo salarios perdidos por el proceso inflacionario, eso quiere decir que en la Argentina hace dos años que no hay aumento salarial, hay recomposición por inflación. Sobre ese ejercicio tan preocupante para las organizaciones sindicales, encontramos un gobierno que no quiere llamar a paritarias, como hace con el Consejo del Salario, que muestra lo que estás de acuerdo en incrementar. Por eso digo que el primer objetivo de Milei es deprimir a su mínima expresión el salario de los trabajadores, porque su único método de combatir la inflación es quitarle los pesos del bolsillo de la gente. En ese marco la paritarias van a ser muy difíciles de llevar adelante, porque el Estado dijo que se va a correr del modelo paritario, y hay algunos grupos económicos que creen que el camino es sacarles derechos a los trabajadores, sin darse cuenta que se van a ver afectados, porque si algo mueve a la Argentina es el consumo interno. Además, las paritarias deben ser de muy corto plazo porque si el presidente de la Nación celebra el 25 por ciento de inflación mensual, que es el doble que con el que llegó. ¿Qué podemos esperar? Estamos ante un modelo complejo de entender, tenemos empresarios que se ríen cuando las mayorías sufren, porque si algo nos falta es una burguesía nacional responsable, que interponga los intereses del país antes que los propios.

-Este modelo cierra con represión, daría la sensación.

-Es así, no es una novedad. Antes de asumir el gobierno lo estaban diciendo, y después lo dejaron por escrito con el protocolo de Patricia Bullrcih. Y se termina de consolidar con el DNU, que plantea cosas que sólo se vivieron en la dictadura. Este es un modelo que cierra con violencia, que es un estadio superior a la represión. Constituir un Estado violento, que es lo que quieren, después se manifiesta con represión, pero su idea es para sostener el modelo de la propiedad privada. Se sostiene con estos elementos, sino no se puede entender que desde el vocero presidencial para abajo tienen que ver con amenazas, no con reflexiones, como pasó con las negociaciones con los gobernadores. Así se maneja el Gobierno; es violento y el brazo ejecutor es la represión. Como venimos señalando uno de los grandes problemas de este tiempo es el autoritarismo, que se demuestra en las acciones.

-¿Hay temor que se intente desfinanciar a los gremios y sus obras sociales, con medidas como la reforma laboral y los cambios en la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS)?

-Entre los enemigos que han establecido desde el gobierno están los gremios, y por lo que pasó este miércoles es el más peligroso potencialmente, incluso más que los gobernadores. Uno de los métodos para atacarnos es desfinanciarnos, planteando las barbaridades que tiene el DNU, buscando terminar con el modelo sindical tal cual lo conocemos. Ese es el objetivo.