Los delegados de la Confederación General del Trabajo (CGT) aprobaron este miércoles la continuidad del esquema de conducción colegiada, tras una votación a mano alzada que dejó en minoría al sector encabezado por Luis Barrionuevo. El gastronómico no logró imponer su propuesta de un liderazgo unipersonal y la central obrera ratificó el formato de triunvirato para su nueva etapa, que tendrá como eje la discusión con el Gobierno sobre la reforma laboral.
Triunfó la conducción colegiada
En una jornada cargada de tensión política y sindical, el Congreso de la CGT definió que la central obrera seguirá conducida por tres secretarios generales, tal como ocurrió en los últimos años. La votación fue a mano alzada y no nominal, y según pudo observar Data Gremial la victoria fue abrumadora a favor de mantener el triunvirato.
El resultado significó un duro revés para Luis Barrionuevo, quien había impulsado, junto con la UTA y La Fraternidad, una moción para volver al formato de conducción unipersonal. El gastronómico buscaba instalar un “unicato” con un único secretario general, en contraposición al modelo de equilibrio que sostenían los gremios mayoritarios.
En suspenso los nombres del nuevo triunvirato
Tras la votación, el Congreso deberá definir en las próximas horas los nombres que integrarán el nuevo triunvirato, aunque todo indica que se mantendrá el esquema acordado anoche entre los principales referentes sindicales. Ese diseño incluía a Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (Empleados del Vidrio) como los tres futuros cotitulares de la CGT.
El debate se desarrolló en el estadio de Obras Sanitarias, donde deliberaron más de dos mil congresales en representación de 210 sindicatos. Allí se puso en juego no solo el modelo de conducción, sino también el delicado equilibrio entre los sectores que integran la central obrera.
Reacomodamientos y malestar en el ala kirchnerista
Mientras tanto, la nueva estructura de la CGT empieza a definirse con movimientos internos y malestar en varios sectores. Entre los gremios más cercanos al kirchnerismo hay disconformidad por la distribución de cargos, que consideran “inconsulta”. Aun así, aceptarán los lugares asignados, aunque no serán ocupados por los secretarios generales, sino por dirigentes de segunda línea.
Así lo hará Abel Furlán (UOM), que avalará el nombramiento de Osvaldo Lobato (San Martín) en la Secretaría Gremial. También Sergio Palazzo (Bancarios) designará a un dirigente de su equipo en la Secretaría Administrativa, y algo similar se espera de SMATA, donde Ricardo Pignanelli ya había mantenido un bajo perfil en la conducción anterior.
El nuevo mapa cegetista
En el esquema acordado anoche y ratificado hoy, continuarán en sus cargos Andrés Rodríguez (Adjunta), Gerardo Martínez (Relaciones Internacionales), José Luis Lingeri (Acción Social), Sergio Romero (Políticas Educativas) y Sergio Sasia (Vivienda).
Entre los cambios, Héctor Daer pasará a la Secretaría de Interior, Omar Plaini (Canillitas) ocupará Finanzas, Horacio Arreceygor (Televisión) quedará en Prensa, y un dirigente del SMATA asumirá en Industria. En tanto, la FAECyS estará representada por Daniel Lovera en lugar de Armando Cavalieri.
Barrionuevo, en minoría
La estrategia de Barrionuevo para reconfigurar la conducción sindical se desmoronó rápidamente. El gastronómico había buscado apoyo en gremios del transporte y amenazaba con romper la unidad si no prosperaba su propuesta. Sin embargo, su moción no logró reunir acompañamiento suficiente.
El dirigente, que ya había liderado la CGT Azul y Blanca como tercera central entre 2008 y 2016, quedó en una posición de debilidad política dentro del movimiento obrero. Fuentes cercanas al sector mayoritario señalaron que “la votación fue tan clara que ni siquiera hubo necesidad de contar los votos uno a uno”.
La nueva etapa de la CGT
La central obrera inicia ahora una nueva etapa marcada por el desafío de enfrentar las políticas laborales del gobierno de Javier Milei, en particular la reforma laboral que el Ejecutivo busca avanzar por decreto o vía parlamentaria.
Con la ratificación del modelo colegiado, los principales gremios apuestan a mantener la unidad interna como herramienta de defensa frente al ajuste y las medidas de desregulación del trabajo. “El mensaje fue claro: la CGT no se rompe”, resumió un dirigente que participó de la deliberación.