¿Finales de ciclos sindicales?

A medida que varios sindicatos atraviesan momentos de desgaste y inacción, surge la necesidad urgente de un recambio generacional y de liderazgo, tanto en Córdoba como en otras provincias. En este contexto, se plantea la importancia de formar nuevos cuadros sindicales que representen verdaderamente los intereses de los trabajadores y aseguren un futuro democrático y sin feudos dentro del sindicalismo.

Desde hace muchos años, en nuestro país se observa una notable falta de renovación (recambio dirigencial y generacional) en la mayoría de las conducciones sindicales.

Esta situación también sigue siendo cuestionada en la política, donde existen dirigentes “atornillados a cargos políticos” hace décadas.

Lamentablemente, en determinados casos, esto no solo termina perjudicando a muchas conducciones sindicales (por el enorme desgaste natural que se sufre en la gestión durante años en el poder), sino que afecta a las propias representadas y representados, quienes terminan encontrándose en una situación de orfandad gremial.

También llama la atención la alarmante pérdida de liderazgo que han tenido algunas organizaciones sindicales en nuestra provincia de Córdoba, que en su momento fueron referentes y marcaron la historia en momentos muy difíciles de nuestra nación, y que hoy se encuentran desaparecidas.

Hoy, en varios casos, sus dirigencias están llamadas al silencio, con un perfil bajo, y con una alarmante inacción gremial que preocupa tanto a sus afiliadas y afiliados como a otros sectores de la ciudadanía (por ejemplo: a los jubilados que fueron víctimas de reformas previsionales, con recortes de sus haberes).

¿Qué les pasa?

¿Comienzan así los finales de ciclos de muchas conducciones sindicales?

¿No será tiempo de trabajar en la capacitación de los delegados gremiales, activistas y afiliados, para que, en el futuro, no solo haya personas bien preparadas, sino que también se vayan formando los mejores cuadros sindicales cordobeses y de otras provincias?

¿Acaso se trata de falta de ideas o, por el contrario, no conviene formar nuevos líderes para que parte de la dirigencia sindical continúe atornillada durante varios años más, sin permitir el necesario recambio generacional?

Si es así, sería muy poco democrático, ¿no?

Hay quienes se irritan cuando surgen nuevos cuadros internos que buscan presentarse en las elecciones y ser alternativas de conducción del gremio.

Sin dudas, el mejor legado que puede dejar un dirigente sindical es ser democrático, formar a su gente, dejar de lado los egos y la vanidad, tener el mismo nivel de vida de quienes representa, estar siempre del lado de los trabajadores, no usar la estructura sindical para encolumnarla detrás de ningún partido político, ser coherente siempre entre lo que dice y lo que hace, no solo quedarse con las históricas conquistas obtenidas con anterioridad, sino trabajar por nuevos derechos para sus representados y nunca abandonar la lucha.

Sería muy sano que, por la modificación de la Ley Nacional 23.551, se acabaran los mandatos indefinidos en las conducciones de todos los sindicatos.

Debería establecerse (al igual que en la política para cargos ejecutivos) un mandato de cuatro años, con posibilidad de reelección, y luego un período de alternancia obligatorio para todos los integrantes de los consejos directivos.

Si durante años se criticaron los feudos políticos de ciertas provincias argentinas, creo que también es tiempo de que no haya más feudos en las organizaciones gremiales, pues los sindicatos no son propiedad de ningún dirigente o grupo de ellos.

Son instituciones creadas para la defensa de los derechos e intereses de las trabajadoras y trabajadores, ya sean estatales o privados.

El fiel reflejo de un claro final de ciclo es lo que sucede con el actual triunvirato de la CGT, con personas que ocupan cargos pero que no representan los intereses de los trabajadores y jubilados.

La clase trabajadora no quiere dirigentes tibios, colaboracionistas y funcionales a los gobernantes de turno.

Es tiempo de una profunda renovación de cuadros en muchas organizaciones gremiales argentinas.

El primer paso debe darse lo antes posible con un Confederal en la CGT.

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