Durante los cuatro años del macrismo en la República Argentina,  se intentó avanzar en la aprobación de una reforma laboral que apuntaba a la reducción y en algunos casos hasta la eliminación de derechos laborales adquiridos a la largo en la historia de nuestro país,  por parte del movimiento obrero.

Finalmente y luego de constantes intentos, no prosperó la misma por la resistencia, particularmente,  del Frente Sindical.

Pero desde la oposición al actual gobierno nacional, y en plena campaña electoral presidencial (como así también de varias gobernaciones provinciales), la derecha argentina vuelve a la carga con la reforma laboral.

Cabe destacar, que todas las iniciativas legislativas que apunten a  cuestionar derechos y conquistas laborales son candidatas a ser declaradas inconstitucionales en sede judicial, en el supuesto de las aprobaciones de las mismas.

Para poder llevar adelante una reforma laboral de la derecha,  previamente se debería reformar hasta la propia Constitución Nacional y las Constituciones Provinciales.

Ningún sector político (ni toda la derecha junta), podría llegar a ese número a tales fines.

La reforma laboral que impulsa la derecha, no sólo  atenta contra artículos de la Constitución Nacional y Provinciales. Vulnera marcos legales internacionales, disposiciones de leyes nacionales, como así también al Principio de Progresividad en materia laboral (aquella indica que en caso de reformas o modificaciones legales laborales, solo podrán dictarse nuevas leyes que amplíen, mejores o creen nuevos derechos y conquistas obreras a las ya existentes, pero nunca retroceder).

Un caso típico,  es el de los Convenios Colectivos de Trabajo. Sólo se modifica entre las partes signatarias del mismo y por nadie más. Solo puede modificarse para actualizarse y mejorar el anterior, pero nunca para suspender o renunciar a derechos y conquistas vigentes en él.

Un serio problema que hay, es que si bien no se aprobó legalmente la reforma laboral,  implementó una reforma laboral de hecho.

Ejemplo de ello serían: las aplicaciones extranjeras que hoy flexibilizaron el trabajo en actividades como los deliverys y los taxis. También se puede observar un enorme número de pasantes que se desempeñan en distintas esferas del Estado, realizando labores propias de trabajadores de planta permanente. 

Hay dependencias estatales, en donde prefieren tomar más pasantes y menos empleados de planta. Incluso, hay casos de lugares en donde en relación a las tarea, se han relegado a los trabajadores de planta y dichas funciones se les han dado a pasantes.

Los gobiernos de turno, deben ser claros en sus políticas laborales. En sus acciones demuestran ser respetuosos de las leyes actuales, o ser más proclives a estos sectores de derecha que buscan precarizar y flexibilizar el trabajo.

Hubo en estos años organizaciones sindicales que han llevado adelante una lucha incansable, para defender defender sus afiliadas y afiliados. Esa es la dirigencia gremial que todas y todos quisiéramos que nos representen.

Pero también hay otros,  que miraron a otro lado, otros que no reaccionan, otros que consienten por acción u omisión el avance sobre sus representadas y representados.

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