El DNU 70, junto con la Ley Bases, es el “corazón” de la gestión de Javier Milei. Allí están las directrices de su gestión, que en estos días enfrenta sus peores momentos. En el inicio, en medio de la euforia, se avanzó con medidas que pese a la resistencia fueron muy efectivas. Una de ellas eliminó el registro para importadores, creando la figura de “declarantes”, que podían hacer la tarea de un despachante de aduanas sin serlo. Esto fue resistido por las empresas y los trabajadores del sector, que llevaron el tema a la justicia. Desde un primer momento, desde la Asociación de Empleados de Despachantes de Aduana (AEDA) advirtieron que la desregulación traería tres grandes males: contrabando, problemas fiscales y narcotráfico. Y las tres se cumplieron. Así lo explicó Raúl Vázquez, titular del gremio, quien recibió a Data Gremial en su oficina, donde dio un detallado panorama de la actividad. Con una mirada crítica al modelo económico, el dirigente alertó sobre el “parate” de la actividad, y del país en general. Integrante de Principios y Valores de la Ciudad de Buenos Aires, Vázquez analizó la falta de representación de los trabajadores dentro del peronismo, y advirtió que la situación “va a explotar” luego de las elecciones.
-¿Cómo está la situación de los empleados de despachantes de aduana, en este proceso de desregulación que inició el DNU 70, y que los afectó especialmente a partir de la eliminación del registro que los contenía?
-La situación está prácticamente paralizada, con poco trabajo. El DNU 70 nos afectó en un comienzo, pero la mayoría de las empresas apostaron a sostener el intermediario que es el despachante de aduana. Lo que sí sucedió es que aparecieron más particulares en la actividad, los famosos “declarantes” que habilita el decreto, lo que propagó la actividad, pero a la vez está todo prácticamente parado, por cómo está la economía del país, no hay demanda ni consumo. Está bastante planchada la actividad.
-¿Tuvo impacto en la actividad la apertura de las importaciones que fomenta el gobierno libertario?
-Sí, eso mata a las empresas nacionales. La apertura en demasía de las importaciones hace que se traigan frutas, carne, eso arruina al resto. Así y todo insistimos que el rubro está planchado, fundamentalmente por la falta de poder adquisitivo de la población.
-Ustedes advirtieron sobre el aumento del contrabando si se permite que cualquier persona realice trámites de importación, ¿cómo ven ese tema?
-Está a la vista, lo veníamos alertando antes de que aprobara el DNU, sobre todo en tres situaciones: el narcotráfico, el tema fiscal y el contrabando. Al habilitar a estos declarantes para hacer trámites de importación, lo que se provocó es que un “NN” se hace declarante, pone los datos biométricos, pero no lo conoce nadie. Los despachantes de aduana están controlados por la UIF, si hay problemas o errores en un trámite lo paga esa persona que lo hizo. Nosotros planteamos, por ejemplo, que mercaderías terrestres que se hagan ingresar pongamos por Brasil, hacés un tránsito para enviarla a Mendoza, opero en Santa Fe la desviaste y nadie sabe más nada de esa mercadería. Eso es contrabando. También lo es comprar mercadería en el exterior con el dólar bajo de hace un tiempo, los viajes de compra a Paraguay, Chile o Brasil. Una cosa es el ciudadano común que se compra dos remeras o un par de zapatillas, y otra los comerciantes de las zonas limítrofes que iban a comprar al país vecino y lo vendían en el país. Se vio mucho en el rubro de la electrónica, y también es contrabando.
-¿Y el tema del narcotráfico, que hoy parece estar en boca de todos por el triple asesinato de Florencia Varela?
-Hace cuatro meses, en la terminal 4 del Puerto de Buenos Aires encontraron drogas en los contenedores. Allí hubo problemas con ARCA, la ex AFIP, que tuvo problemas con su personal y nadie controla nada, esa es la realidad. Hoy no se verifica nada, por ejemplo las telas, que antes se controlaban un 100 por ciento hoy no pasa. Entonces hoy podés declarar un trapo y traés una seda, que vale 50 veces más. Ahí tememos también el tema fiscal que completa el panorama. Estos tres temas que nosotros fuimos planteando pero que hoy s moneda común, la libertad que se plantea es para los vivos.
-¿Pudieron plantear estas cosas a las autoridades nacionales?
-No, ni nos escucharon. Cuando se conoció el DNU 70 el Centro de Despachantes de Aduana, que nuclea a las empresas del sector, presentó un amparo ante la justicia contra los cambios que se planteaban desde el gobierno. Nosotros como gremio también lo hicimos, como empleados, pero la justicia no nos dio importancia. El amparo empresarial siguió, pero se fue diluyendo con el tiempo, y no pasó nada. Con el estado nunca tuvimos charlas de ningún tipo.
Efectos concretos
-¿Este panorama afectó las fuentes de trabajo, tuvieron despidos o suspensiones?
-El despachante de aduana es el nexo entre el importador y el país de origen, dentro de la cadena de valor es un gasto ínfimo, los costos están en el flete, en la actividad privada, en esas cosas. Además, somos netamente una actividad privada. Hoy bajó bastante la cantidad de afiliados, oficinas que cerraron o se quedaron con el mínimo personal, empresas que se van del país y otras que se funden. Un combo explosivo que lo paga el trabajador y las pymes chicas.
-¿Cómo está la cuestión salarial del sector?
-Cuesta mucho ponerse de acuerdo con el Centro de Despachantes de Aduana, la base de nuestro sueldo es muy baja, entonces para recuperar salarios siempre estamos corriendo de atrás. Y encima si vas a la secretaría de Trabajo te quieren dar un 1 por ciento de aumento por el techo que imponen. Tenemos esas limitaciones, que las empresas lo saben y se aprovechan. Si querés ir al paro viene la abogada Florencia Arietto que asesora a muchas empresas y se criminaliza la acción sindical, diciendo que son bloqueos. Así todo logramos un aumento del 10 por ciento en dos veces, para los próximos meses.
-Ustedes criticaron las mediciones del INDEC durante la discusión salarial, ¿coinciden con otros gremios que hay un atraso en las canastas que se miden?
-Hoy no llegás nunca a empatar la inflación, y los números que habla el Estado, como la inflación del INDEC, son mentira. Como cuando el presidente dice que bajo la desocupación o la pobreza, es una hipocresía jugar con eso. La gente está haciendo un gran esfuerzo, no llega nadie a fin de mes, menos un obrero, comienza a racionar la comida. Está complico, y cómo nos explicó muchas veces Guillermo Moreno esta economía ya está fracasada. Hace un mes dijeron “lo peor ya pasó”, entonces ahora estamos en el fondo de mar como el Titanic. Porque se pidió un montón de plata al FMI, esperan que les den de nuevo, pero insisten que hay superávit y todo ese cuento. La economía se ve en la gente, Doña Rosa cobra una jubilación que no le alcanza para nada, y encima el estado se desliga de sus obligaciones, como los medicamento. Este programa económico fracaso, no nos lleva a ningún lado, y después de octubre explota todo.
Disputa en la CGT
Se habló mucho de la postura dialoguista de la conducción de la CGT, que debería ser más radical, cómo lo analizan ustedes desde el gremio?
-AEDA es miembro nacional de las 62 Organizaciones Peronistas que lidera Marcelo Pariente y Karina Moyano. En su momento estuvimos en la Juventud Sindical que construyó Pablo Moyano, a quien acompañamos siempre porque dice que hay que decir, que el jubilado está mal, que el obrero está mal pago. Es la voz cantante de muchos, pero se tuvo que dar un paso al costado porque estaba muy presionada, él denunciaba las cosas y después el resto negociaba con el gobierno, como hizo Armando Cavalieri que lo único que le importaba era que no le saquen la cuota solidaria. Desde que se fue Pablo no hubo ningún tipo de manifestaciones, lo que se hizo fue muy chiquito, muchas redes sociales. Todo eso provocó que la gente le tomó idea a la CGT, porque no representó como lo hizo antes.
¿Cómo ves el proceso de elección de las nuevas autoridades de la CGT, tienen postura respecto a si debe darse un triunvirato o un único secretario general?
-Se habla de un nuevo triunvirato o de un unicato, la verdad que no está muy claro. Creo que la CGT y su rol están tan desvirtuadas que se perdió la confianza, incluso los gremios estamos en esa situación. Nosotros hablamos con dirigentes que integran la mesa chica, damos nuestra postura, pero como no integramos formalmente la entidad no pasamos de allí.
-¿Creen que hay unidad para mantener a la CGT bajo una sola conducción, o hay demasiadas ideas contrapuestas?
-No hay unidad, cada uno defiende su organización, algunos se corrieron de la escena. No hay unión y así se hace todo más difícil.
Actividad política
-¿Cómo fue la experiencia de las elecciones porteñas, que balance se hace de la participación de la lista de Principios y Valores?
-Fue mi primera experiencia político-electoral, acompañé a otros espacios a lo largo del tiempo, siempre dentro del peronismo, en el 2023 acompañamos a Sergio Massa por ejemplo. Cuando peleábamos contra el DNU 70, fuimos al Congreso a pedirles colaboración a los diputados y senadores, además de ver a muchos políticos. El único que nos atendió y nos ayudó fue Guillermo Moreno, por eso cuando me convocó a ser parte de Principios y Valores de la Ciudad de Buenos Aires acepté, por agradecimiento y lealtad. Además, porque su propuesta es la que consideramos apropiada a la doctrina peronista, que se basa en generar trabajo. Allí estuve en la mesa chica del partido en representación del movimiento obrero, algo que el peronismo tuvo en sus inicios pero que hoy no está. En el Congreso hay dos o tres dirigentes sindicales y nada más. Guillermo interpreta que esto debe cambiar, por eso estamos muchos gremialistas en su espacio, porque es peronista y defiende la doctrina. Además coincidimos con la mirada del plan económico que tiene, no estamos de acuerdo con los planes sociales.
-En ese contexto a aparece Fuerza Patria y Moreno se suma…
-Guillermo fue uno de los primeros en plantear que había que juntarnos todos, cuando incluso no coincidíamos con muchos de esos sectores. Si hablamos de peronismo, en la Ciudad de Buenos Aires muchos acompañaron a Leandro Santoro, que es radical. Nosotros lo acompañamos en 2023 porque estaba con la línea de Massa, pero no deja de ser radical, y nosotros somos peronistas. En un territorio como CABA hostil para nosotros, pero como siempre dice Guillermo “no existen los gorilas con billetera vacía”. Van a tener que votar al peronismo para volver a llenarla. Ya nos pasó en la época de Mauricio Macri, que nos endeudó por años, dejando un tendal de empresas cerradas, pero como tiene ojos claros tiene su imagen limpia. Esperemos que el peronismo marche junto.
¿En qué momento el movimiento obrero pierde la centralidad del peronismo, y por qué no se puede revertir más allá de pequeñas experiencias?
-Creo que hasta el gobierno de Néstor Kirchner había una unidad más amplia, se unificó la CGT, pero a partir de la llegada al poder de Cristina Fernández de Kirchner empezaron las diferencias, en su segundo mandato un montón de gremios se corrieron, hubo un desenamoramiento de ella y sus políticas. Allí empezaron las diferencias, nosotros con Moreno creemos que el peronismo es la doctrina, La Cámpora cree otra cosa, cada uno tiene su pensamiento. Allí se empezó a ver que dirigentes se comenzaron a distanciar por la política. Pero cuando los gobiernos fracasan los platos rotos los pagamos los sindicatos, como en el gobierno de Alberto Fernández, que hizo todo mal desde que lo encontraron en pandemia en una fiesta, y la gente terminó votando a Milei. Y a los gremios nos empezaron a cuestionar, pero si nosotros no estábamos en la política.
-Las 62 Organizaciones Peronistas nacieron como el brazo política de la CGT, ¿si hay unidad podría recuperar ese rol, y encausar o solucionar la relación de los gremios con la política?
-Marcelo Pariente intentó sentarse con José Ibarra para buscar una unidad, pero ellos no quieren. Nosotros seguimos normalizando regionales, somos muchos gremios, si seguimos deparados es muy difícil revertir este corrimiento que hay. Nos pasó con mi candidatura en CABA, muchos gremios que compartía espacio te decían “con vos está todo bien Raúl”, pero después apoyaban a Santoro por acuerdos con Víctor Santa María. Por eso el acompañamiento no fue el que pensaba, pero sigo con mis convicciones, con Guillermo porque creo que ahí está el plan económico para salir adelante. Ninguno se anima a decir que la crisis la tiene que pagar el núcleo productivo del campo, que no se va a expropiar o nada por el estilo, no somos comunistas, pero ya no se puede explotar más al jubilado, a la gente de trabajo. Cuando Guillermo salió a decir esto nos denunciaron, sacaron el tema del INDEC, cuando la justicia ya falló a su favor. Con eso lo quieren mantener a raya, cuando Macri está lleno de denuncias pero no lo tocan.
-Si esto termina colapsando, la salida será un gobierno de unidad, que incluya a otros sectores además del peronismo
-Es que no va a quedar otra, la gente está al límite, endeudada para comprar comida. Esto va a explotar, después de la elección, ganen o pierdan. Y la gente no se la va a bancar, porque Fernando de la Rúa cayó porque salió la clase media, ni los gremios ni los políticos lo voltearon.