Barrionuevo, el nuevo aliado de Milei, y su cronología de episodios oscuros

El pacto entre el líder libertario y el polémico dirigente gastronómico ya está cerrado. Lo formalizaron en un evento que se realizó en Parque Norte y donde se cantó “la casta tiene miedo”. Lo cual resulta insólito teniendo en cuenta los 38 años de Barrionuevo al frente de UTHGRA. Una historia llena de hechos controvertidos del mayor exponente del sindicalismo más cuestionado.

El pacto entre Javier Milei y Luis Barrionuevo ya está cerrado. Lo formalizaron en un evento que se realizó anoche en Parque Norte. El candidato a presidente de la Libertad Avanza habló allí ante un centenar de personas, entre ellos, pero con el histórico líder del sindicato de gastronómicos (UTHGRA) detrás del escenario. La nota de color más insólita de la noche fue cuando libertario y militantes de Barrionuevo coincidieron en cantar “la casta tiene miedo”, una expresión insostenible si se tiene en cuenta que el polémico dirigente catamarqueño lleva 38 años al frente del sindicato de manera ininterrumpida.

Según trascendió, como moneda de cambio por el apoyo, Milei le daría la posibilidad a Barrionuevo de designar en un futuro gabinete a hombres de su confianza en áreas clave: la secretaría de Trabajo y la Superintendencia de Servicios de Salud. El gremialista, por su parte, le aportaría fiscalización electoral para los comicios de octubre y eventualmente noviembre y prometió crear la Mesa Sindical Milei Presidente.

Los contactos entre ambos se intensificaron después de las PASO y terminaron concretando un encuentro el lunes pasado.

Los inicios de un personaje siempre envuelto en polémicas

Fiel representante del sindicalismo más cuestionado y rancio, Barrionuevo forjó una carrera política y gremial plagada de polémicas y ahora podría convertirse en un actor clave en la "custodia" de los votos del candidato presidencial de La Libertad Avanza, Milei.

Antes de sus inicios en el mundo sindical, el hombre nacido en Catamarca en 1942 y miembro de una numerosa familia pasó por varios oficios: monaguillo, lavacopas, cadete, peón de albañil, verdulero, cafetero y hasta conserje de un hotel alojamiento.

Su introducción al universo gremial llegaría cuando entró a trabajar en la seccional San Martín de la Asociación Obrera Textil (AOT) y pudo acercarse a su secretario general, Casildo Herrera: algunas voces indican que ofició como "culata", una suerte de custodio.

Con el padrinazgo de quien años más tarde sería líder de la CGT, Barrionuevo alcanzó la Secretaría General de la seccional San Martín de los gastronómicos, iniciando así su "currículum" sindical (y con poco apego a los procesos estatutarios): luego de que en 1971 la por entonces UTGRA a nivel nacional, liderada por Ramón Elorza, interviniera la seccional y designara a cargo a Cayetano Timpanaro, el catamarqueño ganó las elecciones allí, pero luego fue desplazado y en 1975, apelando a la fuerza, decidió copar a punta de pistola la sede nacional para tratar de remover a las autoridades.

La "travesura" terminó rápido, ya que la Justicia lo obligó a devolver el cargo 48 horas después y terminó sancionado por el Consejo Directivo de la UTGRA.

Ya en plena dictadura militar, en julio de 1977, el Ministerio de Trabajo intervino a la Seccional y lo conminó a acatar las medidas disciplinarias, aunque dos años después el delegado del Gobierno de facto, Carlos Manuel Valladares, le devolvió el puesto.

La "rosca" con el operador radical "Coti" Nosiglia

El regreso de la democracia y la llegada de Raúl Alfonsín a la Presidencia, hizo que Barrionuevo creara un fuerte y cercano vínculo con el histórico operador radical Enrique "Coti" Nosiglia.

Fue en esos años que finalmente logró convertirse en secretario general del sindicato de gastronómicos a nivel nacional, cargo que aún mantiene.

A fines de los 80, “bandeja” (N. de R: así lo apodan sus rivales sindicales) jugó fuerte por la candidatura de otro dirigente surgido del Noroeste: el riojano Carlos Menem. El gremialista aportó un millón de dólares para financiar la campaña, dinero que aseguró sólo haber acercado ya que -según él- pertenecía a empresarios del sector gastronómico.

En octubre de 1989, en pleno congreso de la CGT, barrabravas de Chacarita que respondían a Barrionuevo protagonizaron una violenta batalla campal contra militantes fieles al histórico secretario general de la central obrera Saúl Ubaldini.

Aquella batahola sería el comienzo de una serie de frases políticamente incorrectas que marcarían su vida pública: "No estamos eligiendo a la cúpula de la Iglesia, así que hubo algunos sopapos".

Cargos e irregularidades en la función pública y frases escandalosas

El apoyo económico a la postulación “del patilludo” de Anillaco luego fue recompensado por el mandatario riojano: primero lo nombró interventor en el Instituto Nacional de Obras Sociales (INOS) y luego lo puso al frente de la Administración Nacional del Seguro de Salud (ANSSAL).

Una cadena irregularidades en la función pública lo forzaron a alejarse de ese organismo y reapareció su perfil "titulero", con otra recordada frase: "Nadie hace la plata trabajando".

Por si esas palabras no habían sido lo suficientemente escandalosas, tiempo después pronunció tal vez la más destacada: "Tenemos que tratar de no robar por lo menos dos años en este país".

Mientras se mantenía como jefe de los gastronómicos, Barrionuevo decidió en 1993 agregar -o, mejor dicho, oficializar- el rol de dirigente deportivo: ese año ganó las elecciones de su querido Chacarita Juniors: estuvo al mando del Funebrero hasta 2005.

En lo futbolístico, sus mayores logros fueron el subcampeonato de la B Nacional en la temporada 98-99 y el ascenso logrado en esa ocasión, que le permitió jugar en Primera: la alegría duró hasta 2004, cuando el equipo tricolor perdió la categoría.

Por ese entonces, además, “bandeja” consiguió la ratificación de la temida barra funebrera como fuerza de choque para eventos sindicales o políticos.

Ya en plena gestión como presidente de Chacarita Juniors, el sindicalista fue acusado en el año 2000 de haber liderado "negocios espurios" con prestadoras de salud vinculadas al PAMI y a su viejo amigo Nosiglia.

De todas maneras, como siempre pudo sortear los líos y las acusaciones y un año después, en las elecciones legislativas, obtuvo la banca por la minoría en el Senado en representación de Catamarca.

Nunca fue profeta en su tierra

Otro momento imborrable de su accidentada carrera política ocurrió dos años después, en 2003, cuando intentó por primera vez competir por la Gobernación de su provincia natal.

El 5 de enero de ese año el PJ catamarqueño fue a elecciones internas para definir a su candidato: la batalla fue entre Barrionuevo, alineado con el entonces presidente interino Eduardo Duhalde, y el diputado nacional Ramón Saadi, quien tenía el respaldo de Menem para volver a gobernar la provincia (ya lo había hecho en los períodos 1983-1987 y 1988-1991).

A pesar de que en las urnas el ganador fue el polémico sindicalista, la Justicia electoral dio de baja su candidatura porque no había acreditado los cuatro años de residencia en la provincia.

Por tal razón, el día de las elecciones el PJ competía representado por su hermana, Liliana Barrionuevo, y en medio de la jornada los comicios tuvieron que suspenderse cuando seguidores del sindicalista generaron los recordados incidentes en que se incendiaron urnas.

Esos episodios provocaron que estuviera en riesgo su banca en el Senado porque la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara alta, en aquel momento en manos de Cristina Kirchner, pidió la expulsión de “bandeja” por "desorden de conducta e inhabilidad moral", al considerarlo responsable de la quema de urnas en la provincia cordillerana.

Pero, nuevamente, Barrionuevo pudo salvarse y en el recinto no se pudieron conseguir los votos necesarios para separarlo del cargo.

Días después, el 17 de abril, la propia CFK viajó a Catamarca y durante un acto fue atacada por seguidores de “bandeja”, quienes le lanzaron huevos.

Insistente, en 2005, nuevamente encabezó una lista en su provincia y se presentó como candidato a diputado nacional: pese a quedar en el tercer lugar, obtuvo una banca en la Cámara baja del Congreso.

Desde allí, otra vez intentaría conseguir volumen político para concretar su sueño de ser gobernador de su provincia natal.

Los comicios de 2007 fueron otra oportunidad para tratar de lograr ese objetivo, pero nuevamente el pueblo catamarqueño le dio la espalda y respaldó al entonces gobernador, el radical Eduardo Brizuela del Moral.

A partir de ese nuevo fracaso electoral, Barrionuevo pretendió desplazar al entonces secretario general de la CGT, el camionero Hugo Moyano: fracasó estrepitosamente, por lo cual decidió abrirse en 2008 y autodenombrarse titular de la trucha “CGT Azul y Blanca”.

En 2013 volvió a perder en las urnas catamarqueñas de manera contundente: intentó ir por una banca de diputado nacional, quedó tercero y no logró llegar nuevamente al Congreso.

Un año después, nuevamente quedó en el foco de la tormenta al vociferar sobre la posibilidad de un "estallido" en el país, dichos por los cuales tuvo que acudir a dar explicaciones a la Justicia.

Su enemistad con CFK y su participación en episodios para atacarla

Con el arribo de Mauricio Macri a la Casa Rosada, Barrionuevo intentó recomponer la relación con Moyano y otros dirigentes de la CGT y en la reunificación designó en representación de su sector a Carlos Acuña como integrante del triunvirato que también integraban Héctor Daer y Juan Carlos Schmid.

El mandamás de la UTHGRA fue crítico de la gestión de Cambiemos, pero no vaciló en participar en varias oportunidades de distintos actos realizados por el Gobierno, así como también mantuvo reuniones y llamados telefónicos con el entonces presidente.

En 2018 Barrionuevo admitió en un programa televisivo haber manipulado al dueño de la financiera SGI, Federico Elaskar, como parte de una estrategia para vincular al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en una trama de corrupción.

"Yo lo tuve cinco meses a Elaskar. Lo tuve conmigo hasta que habló. Había que esperar desde abril a noviembre para que el hombre hable cuando empezaba Lanata. Había que filmarlo y mostrarlo", relató Barrionuevo sonriente.

Advertido por la gravedad de las palabras del catamarqueño, el periodista Alejandro Fantino, conductor del programa, le dijo entre risas "mirá que estamos al aire, eh".

Sin embargo, el gastronómico continuó: "Yo trabajaba y el chico estaba al lado. Quería cobrar el pibe. Había dos maneras de cobrar: o que Lázaro Báez le pague, o que hable. Yo no tenía confianza con Lázaro, entonces nunca le hizo una propuesta".

"'Tenés que hablar o te van a matar', le dije", explicó Barrionuevo. Y concluyó: "Ponete frente a la cámara y contá todo. Cuando habló, lo llevaron a América, con Graña, y le dieron un pedazo, a medias".

Ese mismo año, la jueza federal María Romilda Servini intervino el PJ y designó al sindicalista como interventor, rol en el que estuvo acompañado por Julio Bárbaro y Carlos Campolongo. Se concretó así el “sueño húmedo” del macrismo.

Cada vez más enemistado con Cristina Kirchner, el catamarqueño redobló a partir de 2019 sus cuestionamientos hacia el kirchnerismo e intentó otra ir por la Gobernación de su provincia natal: no pudo ser elegido como candidato al Ejecutivo local y apenas pudo postularse para diputado nacional, pero de nuevo la gente le dio la espalda en las urnas.

Barrionuevo “modelo 2023”: reciclado en “libertario”

En este 2023 y pese a haberse inclinado en un principio por la figura del camporista Eduardo Wado de Pedro, Barrionuevo busca ganar injerencia en el entorno del candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, con quien se reunió días atrás para -supuestamente- hablar sobre el escenario laboral y los cambios que podrían llevarse a cabo en materia legislativa.

En el trasfondo de esa bizarra reunión, estaba la necesidad del libertario de conseguir alguien que le cuide los votos el domingo de las elecciones generales -por más que Barrionuevo sea uno de los principales referentes de la cuestionada "casta" sindical- y el afán del catamarqueño por mantenerse en el poder, especialmente cuando su ex cuñado y titular de los gastronómicos porteños, Dante Camaño, anhela serrucharle el piso y quedarse con la conducción del gremio a nivel nacional.