Esta semana, el INDEC anunció el índice de pobreza del país, que en el primer semestre del año alcanzó al 31,6 por ciento de las personas. Es decir, una de cada tres personas es pobre en Argentina, según datos oficiales. A su vez, dentro de ese conjunto, el 5,6 por ciento de los hogares están por debajo de la línea de indigencia —es decir sus ingresos apenas cubren una canasta básica alimenticia—, e incluyen al 6,9 por ciento de las personas. Son valores similares a los de fines de 2018. Las estadísticas muestran que la pobreza e indigencia bajaron en relación con el primer semestre de 2024, pero esta comparación fue rechazada por diversos sectores, comenzando con los propios trabajadores del organismo.
“Frente a la publicación del indicador de pobreza nos vemos una vez más en la obligación de pronunciarnos”, expresaron desde la Junta Interna de ATE en el INDEC. Mediante un documento público, remarcaron que “miembros del ejecutivo nacional han difundido una interpretación errónea y maliciosa del trabajo realizado por nuestro organismo, que pone en ridículo las estimaciones publicadas y desacredita la labor de los más de mil trabajadores del instituto ante la sociedad”.
En particular, recalcaron, se refirieron “a la afirmación según la cual este gobierno habría sacado más de 12 millones de personas de la pobreza, un planteo que no resiste el mínimo análisis”. Desde el Ejecutivo salieron a destacar el dato difundido. En un comunicado, el Ministerio de Capital Humano afirmó que “la pobreza en la Argentina continúa descendiendo” y atribuyó la baja a las políticas económicas que “permitieron equilibrar la macroeconomía y poner un freno a la inflación, y a la focalización de transferencias directas hacia los sectores más vulnerables”.
Razones
Ante esto, la Junta Interna de ATE-INDEC dio dos razones para rechazar el festejo oficial. En primer lugar, porque “parte de una utilización maniquea de los períodos de referencia”. “Se compara el valor actual del indicador con el correspondiente al primer semestre de 2024, omitiendo deliberadamente la suba de 12 puntos porcentuales registrada posteriormente la asunción del actual gobierno, provocada por la devaluación de diciembre de 2023 y la consecuente aceleración de la inflación”, destacaron. “Fue este gobierno el que nos arrastró a un índice de pobreza semejante a la crisis del 2001”, agregaron.
En segundo lugar, “aún bajo este marco temporal forzado, la cifra resulta incorrecta”. “La EPH posee una muestra representativa de alrededor de 30 millones de personas, que habitan los 31 aglomerados en los que se realiza la encuesta. Abarca las áreas más densamente pobladas del país y las capitales provinciales. Esto significa que para que en base a la EPH se pudiera interpretar una salida de más de 10 millones de la pobreza, la caída debería ser superior al 33 por ciento y eso no sucedió”, explicaron. “Extrapolar lo que ocurre en las zonas más densamente pobladas al conjunto del país constituye un procedimiento metodológicamente incorrecto. Aun así, incluso bajo esa premisa equivocada, de ningún modo puede sostenerse que más de tal cantidad de personas hayan salido de la pobreza”, resaltó el documento de los trabajadores.
Otras miradas
Estas objeciones fueron compartidas por otras entidades. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA) aseguró hay "un descenso sobrerrepresentado de la pobreza" y remarcó que “en contextos de alta volatilidad tanto por fuertes incrementos en los precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos tiende a ser menos precisa”. Para corregirlo, la entidad sostuvo que “el INDEC debería acelerar la actualización de las canastas de referencia, evaluar el impacto de los cambios en los instrumentos de captación de ingresos y transparentar su efecto sobre las series históricas”.
En esa misma línea, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) habló de una “subestimación de la medición de la pobreza”, producto de la falta de actualización de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo). "En la actualidad el INDEC hace uso de la ENGHo 2004/05 cuando tiene disponible la realizada en 2017/18", señalaron. Desde CEPA indicaron que “las alzas y bajas bruscas de la tasa de incidencia de la pobreza despiertan las dudas en torno a la metodología de su medición” y explicaron que la súbita modificación de los precios relativos “no sólo distorsiona el índice de inflación, sino es extensible a la estimación de la incidencia de la pobreza por ingresos".