Una trabajadora discapacitada denunció penalmente a Larreta por discriminación, maltratos y precarización laboral

Natalia Gulino trabaja en el área de discapacidad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con 14 años de antigüedad fue maltratada y apartada de manera ilegal, injusta y perversa. Pide el pase a planta y una labor digna. Es patrocinada por el abogado el Luis Tagliapietra.

La COPIDIS es la Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad del Gobierno de la Ciudad de Buenos (GCBA), la cual “tiene como objetivo la promoción de los derechos de las personas con discapacidad en el ámbito de la Ciudad”.

Sin embargo, Natalia Gulino, trabajadora de COPIDIS desde hace 14 años, sufre discapacidad visual y visceral a causa de una patología atípica de nacimiento (Trisomía del IX Par), y ha sido maltratada, discriminada y precarizada.

El discurso macrista no se hace realidad a la hora de “promover los derechos de las personas con discapacidad”, sino todo lo contrario. Por ese motivo, la trabajadora porteña decidió hacer una denuncia penal contra el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta por “incumplimiento de los deberes de funcionario público, discriminación, maltratos reiterados y precarización laboral”.

A su vez, se suma, bajo el patrocinio del abogado Luis Tagliapietra (abogado y padre de unos de los 44 submarinistas del ARA San Juan), una demanda laboral contra el Gobierno de la Ciudad por los salarios, antigüedad y vacaciones no abonados en tiempo y forma.

“Su decisión se cimenta en la falta de humanidad y sensibilidad, como así también la crueldad sufrida de parte de las autoridades del GCBA, siempre desoyendo sus reclamos por sus derechos vulnerados, con el agravante de ser mujer y una persona discapacitada”, expresaron desde el estudio del Doctor Tagliapietra.

Relato con voz propia

Natalia relató a través de una carta pública su desarrollo personal, que con “gran esfuerzo y perseverancia” pudo terminar sus estudios secundarios es la escuela pública y seguir formándose en sus temas de interés.

Asimismo, en la misiva contó: “Mi experiencia laboral, comenzó en el año 2007, con la ayuda de la Prof. Graciela Muñiz, en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, donde durante un año y medio, me ha permitido prestar una colaboración en su despacho. Como estaba sin contrato, cuando se me presentó una oportunidad laboral de tenerlo, contra mi voluntad, ya que ahí me encontraba muy a gusto y conforme, terminé trabajando en COPIDIS, EX COPINE, donde comenzaron todos mis problemas por el ´insoportable ambiente Macrista/Larretista´”.

“En dicho sector, la pasé realmente muy mal y fueron 10 años de trabajo en forma totalmente precaria, trucha e ilegal, motivo por el cual no dudé en afiliarme a ATE y en comenzar a hacer denuncias públicas por la infinidad de irregularidades en el área y por los actos discriminatorios allí recibidos”, continuó Natalia.

Además recordó que en sus inicios siempre la hostigaban diciéndole que no quería trabajar y que le molestaba todo. Sin embargo, fue ella misma quien tuvo que acomodarse en su lugar de trabajo. “A tal punto de verme obligada a adaptarme yo misma, llevándome el lector de pantalla para usar con la computadora y los auriculares (para que los señores no protesten, por la voz sintética del mismo), porque ellos jamás me brindaron los apoyos necesarios para desempeñar mis labores”, afirmó Natalia.

Aún recuerda el desgaste psicológico que le generaron algunas de las primeras tareas. “Me da verguenza contarlo. Me dieron un listado de gente sorda, del Registro Laboral, y yo tenía que llamar para ver si querían participar de una encuesta. Encima para una empresa privada. Yo les advertí que las personas sordas no pueden atender el teléfono y me respondieron que tenían familiares para eso. Obviamente, cuando empecé a llamar, me ligué muchísimas puteadas

Fueron muchos años de trabajo en forma totalmente precaria, trucha e ilegal, motivo por el cual, no dudé en afiliarme a ATE y en hacer públicos mis reclamos y denuncias por el mal funcionamiento del sector y por los actos discriminatorios recibidos en el área en cuestión”, relata.

Recién en junio de 2018 logró su paso a planta transitoria, y sigue luchando: “Me corresponde entrar en planta permanente, que se me reconozca la antigüedad y que se me equipare el sueldo, ya que es mucho menor al de otros trabajadores. Estoy indignada, porque me sigo sintiendo discriminada, al ver que mi salario queda por debajo de lo que cobran otros empleados públicos con mi misma antigüedad y por iguales tareas que puedo realizar yo y eso, entre otras cosas, claramente es por una persecución ideológica, y en represalias por siempre defender mis derechos, agremiándome y negándome rotundamente a realizar trabajos partidarios”.

Como ejemplo cita: “En el año 2011, el Jefe de Personal de ese entonces, Marcelo Cano, con la remera amarilla puesta en el respaldo de mi silla, me invitó elegantemente a ir a pintar las paredes para la puesta en valor, que estaban haciendo, de un edificio de la Ciudad de Buenos Aires, así como también a repartir globos y volantes, instalándome en las sillas con sombrillas de colores para la campaña política de ese año”.

Para finalizar, luego de describir su recorrido laboral, subrayó que lleva “14 años de incertidumbre y sufrimiento”. Por ello, solicita la intervención del gobierno de la Nación y el Frente de Todos para que cumplan con sus derechos.

“Exijo se arbitren todos los medios posibles, para revertir esta situación y tantos años de Injusticias, que se transformaron en un ´gran calvario´ para mí. De Limosnas, no se puede vivir”, concluyó la joven trabajadora.