Desde hace unos 100 días, los empleados de la fábrica de cerámicas ILVA mantienen un acampe frente a la planta ubicada en la localidad de Pilar, intentando mantener sus puestos de trabajo, ante la decisión de los dueños de cerrar sus puertas. En medio de la creciente crisis industrial del país, la firma despidió a sus 300 empleados, a quienes no les pago sus indemnizaciones, por lo cual se mantiene el reclamo. Pese a los esfuerzos de la provincia de Buenos Aires de mediar, ILVA parece encaminarse al inevitable cierre, como cerca de 20 mil empresas más, desde que asumió el presidente Javier Milei. Así lo marcó un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que a partir de datos oficiales hizo una radiografía de la situación precaria de la producción, y que dejó miles de trabajadores en la calle.
Los datos recolectados por la entidad corresponden al período noviembre de 2023-setiembre de 2025, cuyo dato equivale a la desaparición de unas 30 empresas por día, en lo que se concluye constituye “una dinámica regresiva que afectó de manera directa a la estructura empresarial”, en particular a las pequeñas y medianas firmas.
El informe del Centro CEPA pone de manifiesto nuevamente la crisis productiva del país, en este caso a partir del cierre de empresas como sucede con ILVA. En base a datos oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, se determinó que “entre noviembre de 2023 y setiembre de 2025 cerraron 20.134 empresas con trabajadores registrados”. El relevamiento muestra que la cantidad de empleadores pasó de 512.357 en noviembre de 2023 a 492.223 en septiembre de 2025. La contracción del 3,93 por ciento en menos de dos años refleja “un deterioro sostenido del tejido productivo formal”.
En un contexto marcado por la recesión, “la apertura importadora, el ajuste del gasto público y la fuerte suba de costos operativos para las empresas”, recalcó el informe, al que tuvo acceso Data Gremial. La magnitud del retroceso resulta significativa no solo por el número absoluto de firmas que dejaron de operar, sino también por su velocidad. “El cierre de más de 20 mil empresas en 22 meses configura uno de los procesos de destrucción empresarial más acelerados de las últimas décadas”, destacaron. Con efectos directos sobre el empleo, la inversión y la capacidad productiva del país.
El impacto no fue homogéneo, aclaró el Centro CEPA. El sector de transporte y almacenamiento encabezó el ranking de destrucción empresarial, con la pérdida de 4.851 empleadores entre noviembre de 2023 y setiembre de 2025. Le siguieron el comercio mayorista y minorista, junto con la reparación de vehículos, que perdió 3.750 empresas, y los servicios inmobiliarios, con una caída de 3.005 empleadores. También se registraron retrocesos relevantes en servicios profesionales, científicos y técnicos, con 2.198 firmas menos. Así como en la industria manufacturera, con una reducción de 2.122 empresas, y en la construcción, que perdió 1.772 empleadores en el período analizado.
Estos sectores, “estrechamente vinculados a la actividad económica interna y al mercado laboral, fueron particularmente sensibles al freno de la demanda y a la contracción de la obra pública”. En términos relativos, el transporte y almacenamiento volvió a destacarse como el rubro más afectado, con una caída del 12,3 por ciento en la cantidad de empleadores. Los servicios inmobiliarios retrocedieron un 10,1 por ciento, la construcción un 8,1 por ciento y los servicios profesionales un 7,1 por ciento. Lo que confirma que la crisis empresarial tuvo un alcance transversal y no se limitó a actividades marginales de la economía.
Pelear por el trabajo
Los números de la destrucción de empleo en el país, a través del cierre de las casi 30 empresas diarias, tienen miles de historias de quienes padecen el drama de perder el trabajo en este contexto. Como sucede con los despedidos de ILVA, que llevan cerca de 100 días de acampe, reclamando por sus puestos de trabajo.
“Llevamos 108 días frente a la planta, y cada días que pasa se nos complica un poco más”, le dijo a Data Gremial desde el lugar Marcelo Barrionuevo, uno de los voceros de los cesanteados. Según contó, se sigue resistiendo “por la solidaridad de otros gremios y los movimientos sociales, además de otros espacios como el movimiento estudiantil”. Los dueños de la ceramista decidieron cerrar las puertas bajo el argumento de la baja en las ventas y la apertura de las importaciones. Atrás quedan empleados con muchos años de antigüedad, con familias a cargo, que no saben cómo seguirán cada día.
Respeto a las posibles soluciones al tema, Barrionuevo contó que hubo dos audiencias donde “no se presentó la empresa a proponer o decir nada”. Además, en estos días recibieron “el apoyo incondicional de la CGT, a través de Cristian Jerónimo, que visitó el acampe”. A partir de esto, a nivel nacional un apoderado de la empresa se presentó a la segunda audiencia de la secretaría de Trabajo.
“Ellos quieren reabrir la empresa pero con otras condiciones de trabajo, precarizando a la mínima dotación que pretenden dejar, pero se olvidan que nosotros somos 300 los empleados, no los 40 que pretenden”, explicó el delegado. Si ese es el plan de la empresa, los trabajadores lo van a rechazar. “Nos cortaron la cobertura médica al primer día, pero seguimos resistiendo, esperemos que lleguemos a un final, estamos cansados pero seguimos resistiendo”, destacó Barrionuevo. Mientras esperan respuestas, muchos hacen “changas”, o trabajan de forma informal.
Más desocupados
La contracción del número de empleadores tuvo un correlato directo en el mercado laboral. Entre noviembre de 2023 y setiembre de 2025 se perdieron 280.984 puestos de trabajo registrados, lo que representa una caída del 2,85 por ciento del empleo formal. En términos diarios, la destrucción equivale a más de 419 puestos de trabajo por día desde el inicio del actual gobierno.
El sector más afectado fue la administración pública, con una reducción de 88.342 trabajadores. Le siguieron la construcción, que perdió 77.383 puestos, y la industria manufacturera, con 59.127 empleos menos. El transporte y almacenamiento, nuevamente, aparece entre los rubros más castigados, con una caída de 53.642 trabajadores registrados. En términos relativos, la construcción lidera la pérdida de empleo con un derrumbe del 16,2 por ciento, reflejando el impacto directo de la paralización de la obra pública.
En cuanto al informe del Centro CEPA, las conclusiones del informe son contundentes. En menos de dos años, recalcó el trabajo, “el país perdió más de 20 mil empresas y casi 281 mil empleos registrados”. “En un proceso que afectó principalmente a las pymes y a sectores estratégicos de la economía real. Lejos de un proceso de reconversión virtuosa, los datos describen un escenario de contracción y destrucción de capacidades productivas. Con consecuencias de largo plazo sobre el desarrollo económico y social”, se recalcó.
El cierre masivo de empresas durante la gestión de Milei “se consolida así como uno de los rasgos más críticos del actual ciclo económico”. La magnitud del fenómeno plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo, “el futuro del empleo formal y la posibilidad de recomponer un entramado productivo que, una vez destruido, resulta difícil y costoso de reconstruir”.