Un joven compartió en redes sociales su experiencia laboral en la cadena de pizzerías Kentucky, y su testimonio rápidamente se viralizó. A los pocos días de haber ingresado, decidió renunciar por las condiciones laborales extremas: jornadas de 12 horas, polifuncionalidad forzada, un solo franco semanal y un sueldo de apenas $500.000 mensuales, muy por debajo de la canasta básica.
La publicación generó una catarata de comentarios de otros trabajadores que pasaron por lo mismo.
“Yo laburé ahí, y les juro que es el peor laburo que se puede tener. Me hacían hacer cafetería, pizzería, bacha, limpieza… no pagaban horas extras ni nada, y nunca cumplían con las fechas de cobro”, relató un usuario.
“Justo con los más explotadores”, dijo otro. “En Kentucky va a aprender a valorar lo que le decían los padres. La verdadera verdugueada le van a dar”, ironizó uno más.
Días después, el joven publicó un nuevo video titulado: “Renunciando a Kentucky. Muchos lo predijeron”, en referencia a las advertencias recibidas. La historia no es un caso aislado: es el reflejo de un mercado laboral juvenil marcado por la precarización y el abuso.
La gran mentira de la “falta de cultura del trabajo”
Frente a la precarización creciente, ciertos sectores insisten en repetir que “la gente no quiere trabajar” o que “falta cultura del trabajo”. Sin embargo, la realidad es otra: la mayoría de las y los jóvenes acepta condiciones de sobreexplotación para poder subsistir. Lo que verdaderamente falta es cultura empresarial de respeto a los derechos laborales.
Empresas como Kentucky siguen expandiendo sucursales, facturando millones y recortando derechos. Mientras tanto, los trabajadores son forzados a cumplir múltiples funciones, con jornadas que superan lo legal y sin pago de horas extra ni condiciones dignas. La alta rotación de personal no es casual: forma parte de un modelo de negocio basado en la explotación sistemática.
Sindicatos ausentes
En el caso de Kentucky, el gremio con jurisdicción es el Sindicato de Pasteleros, conducido desde hace 27 años por Luis Hlebowicz. Sin embargo, quienes pasaron por la empresa denuncian la total inacción del sindicato. Lejos de controlar, los acusan de permitir –cuando no avalar– este tipo de relaciones laborales sin intervenir.
Un antecedente que fue viral: $360.000 por 54 horas semanales
Antes de este caso, en enero de este año otra joven denunció públicamente que, en una entrevista laboral con la misma cadena Kentucky, le ofrecieron un salario de apenas $360.000 mensuales por trabajar no menos de 54 horas semanales, lo que excede claramente el máximo legal de 48 horas estipulado por la legislación argentina. Su denuncia también se viralizó y puso en evidencia que este modelo de contratación precarizado no es un hecho aislado, sino parte de una práctica sistemática dentro de la empresa
No es falta de voluntad, es dignidad
La renuncia del joven no responde a una supuesta falta de voluntad de trabajar, sino a un acto de dignidad ante la Argentina del modelo libertario que ofrece sueldos de miseria y condiciones laborales infrahumanas. En lugar de adaptarse, optó por ponerle un freno.