Panaderías al horno: cerraron 14.000 locales en 18 meses y las ventas cayeron un 85%

Así lo afirmó Martín Pinto, referente del Centro de Industriales Panaderos de la provincia de Buenos Aires, al describir la crítica situación del sector. La fuerte retracción del consumo, señaló, obliga a muchos panaderos a operar con apenas la mitad de su capacidad instalada.

Lunes, 01 de septiembre de 2025 09:12

La profunda recesión que atraviesa la economía argentina ha golpeado con fuerza al sector panadero, una actividad clave para la producción alimentaria y el empleo en el país. La caída del consumo, los fuertes aumentos de costos y la disminución de la demanda transformaron el panorama de las panaderías, que hoy enfrentan una situación límite.

Según datos aportados por Martín Pinto, presidente del Centro de Panaderos de Merlo y referente nacional del Centro de Industriales Panaderos (CIPAN), en los últimos 18 meses se cerraron 14.000 panaderías en todo el país, una cifra que da cuenta de la magnitud de la crisis.

Pinto, con más de treinta años de experiencia en el rubro, explicó que la actividad está operando muy por debajo de su capacidad instalada. “Solo seis de cada diez máquinas están encendidasy la producción, aseguró, se ha reducido a la mitad”.

“Antes en el mostrador tenías una gran variedad: panes, facturas, sándwiches. Hoy la realidad es muy distinta. Trabajamos con lo justo y apagamos equipos para ahorrar energía y evitar pérdidas”, expresó.

La caída del consumo como termómetro social

El dirigente panadero también señaló que el consumo de pan cayó un 50% en el último año y medio. Para Pinto, este dato es significativo no solo por su impacto económico, sino también por lo que revela del deterioro social: El pan es un alimento que en muchos países se utiliza como indicador del nivel de pobreza”.

En declaraciones previas, Pinto había ilustrado el cambio de hábitos en los hogares:La gente empezó a hacerse su propio pan para ahorrar, porque usa esa plata para comprar leche o carne”.

A la baja del consumo se suman fuertes aumentos en los costos de producción. Solo en los últimos meses, la harina de 25 kilos pasó de $3.500 a $15.000; la levadura de primera marca, de $700 a $2.500 el medio kilo; y la grasa, de $18.000 a $28.000. Todo esto en un contexto de suba de tarifas de servicios públicos que complica aún más la ecuación.

Heladeras apagadas y vitrinas vacías

La crisis también impacta en los productos más tradicionales de las panaderías. Pinto detalló que las ventas de facturas cayeron un 85%, y que ni siquiera las promociones con 50% de descuento logran revertir la situación.

Hoy las panaderías producen por pedido, con dos o tres productos básicos, y las heladeras están apagadas porque lo que no se vende se tira”, advirtió.

Los datos oficiales acompañan el diagnóstico. Según cifras del INDEC para el Gran Buenos Aires, el kilo de pan tipo “flauta” se ubicó en julio en $3.661, lo que representa un aumento del 37,4% en los últimos 12 meses y del 104% en los últimos 18 meses. El pan de mesa envasado (390 gramos) se vendió en promedio a $2.977, con un incremento interanual del 20,5%.

Kioscos y otros sectores en crisis

El derrumbe no afecta únicamente a las panaderías. Otros sectores vinculados al consumo masivo también están sufriendo los efectos de la recesión. En el último año cerraron 16.000 kioscos en todo el país, y por primera vez en décadas el total de estos comercios cayó por debajo de los 100.000.

El kiosco es como la postal de una ciudad o de un pueblo, pero están cerrando por varias razones. La principal es la recesión que se está viviendo desde hace tiempo, expresó Ernesto Acuña, vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA).

Además de la caída del consumo, los kiosqueros denuncian competencia desleal por parte de otros rubros que comercializan productos similares sin las mismas regulaciones: Productos que antes se encontraban únicamente en un kiosco hoy aparecen en farmacias con golosinas, supermercados chinos con cigarrillos o verdulerías con heladeras que venden bebidas, indicó Acuña.

La situación también se replica en sectores como restaurantes y hoteles, donde los altos costos y la baja demanda ponen en jaque la viabilidad del negocio.

 

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