Desde hace muchos años, en nuestro país se observa una falta de renovación en los espacios sindicales, algo que definitivamente va a cambiar.

Esta situación, que ya es cuestionada en la política, también sucede en un alto porcentaje con los sindicatos argentinos donde parecieran estar tomadas estás instituciones por un grupo que se atornilla en cargos por décadas.

Lamentablemente, en determinados casos, esto no sólo termina perjudicando a muchas conducciones sindicales (por el desgaste natural que se sufre en la gestión durante años y años en el poder), sino también a los propios representados.

También, llama poderosamente la atención la alarmante pérdida del liderazgo que han tenido algunas organizaciones sindicales con peso histórico en nuestro país, hoy en muchos casos llamadas al silencio, con un perfil más que bajo, y con una llamativa falta de acción gremial, situación que preocupa no sólo a sus afiliados, sino también a gran parte de la ciudadanía en general.

¿Les pasa algo que están tan callados?

El más claro ejemplo, es el nefasto triunvirato de la CGT nacional (cuya dirigencia si tuviera algo de dignidad, debería renunciar urgente y llamar a un Confederal).

Hay sindicatos que tienen conducciones que vienen desde hace demasiados años en el poder (10, 20 y hasta 30 años).

¿No sería mejor trabajar en la capacitación de los delegados gremiales, activistas y afiliados, para que el día de mañana no sólo queden personas bien preparadas, sino también para que se vayan formando los mejores cuadros sindicales?

¿Acaso se trata de falta de ideas o, por el contrario, no conviene formar nuevos líderes, para continuar durante décadas sin recambio generacional?

Ante esta pregunta, queda bien en claro a quiénes les importa más mantener su zona de confort, y a quiénes les preocupa más el bienestar de todas y todos.

¿Por qué a veces hay quienes se irritan tanto, cuando surgen nuevas listas internas que buscan presentarse en las elecciones?

Creo que el mejor legado que puede dejar un dirigente sindical es ser democrático, capacitar a su gente, dejar los egos personales y la vanidad de lado, estar siempre a favor del trabajador, ser independiente políticamente, ser coherente siempre entre lo que dice y lo que hace,  no ser sectario y rodearse de obsecuentes de turno, aceptar las críticas, tener el mismo nivel de vida de quienes se representa, no sólo quedarse con históricas conquistas obtenidas con anterioridad, sino fundamentalmente trabajar por nuevos derechos para sus representados y nunca abandonar la lucha.

Más allá de los dirigentes, que tarde o temprano siempre pasan, es responsabilidad personal de los jóvenes, el estudiar, llevar adelante capacitaciones y preparase para el futuro, pues -quieran o no quieran- algunos de ellos serán los dirigentes del mañana.

Para esto, se necesita gente con mentalidad de protagonista (y no de espectador), gente proactiva, gente con ganas de sumar, dejar la comodidad de lado y ser verdaderos hacedores.

La realidad que se vive, sobre todo en estos tiempos, nos convoca y nos llama a iniciar el proceso de renovación generacional en las distintas organizaciones gremiales del país, para que en época electoral surjan nuevas alternativas, con ideas superadoras, con proyectos innovadores, con personas realmente preparadas para el rol que tengan que cumplir llegado el caso y, fundamentalmente, para ser los futuros conductores.

Para ello, hay que concientizar de que los cargos en los gremios deberían ser temporales (dos mandatos como máximo, y volver a trabajar al sector de origen). Las reelecciones indefinidas, es una de las causales del deterioro marcado que viene teniendo el sindicalismo de nuestro país.

Se debe demostrar en la gestión todo lo que se puede hacer para mejorar la vida de los afiliados.

Hay que saber que también llega el momento de dar un paso al costado, para que otras personas puedan continuar una tarea de servicio, como es la gremial, abandonando el pensamiento prehistórico y equivocado que existe en ciertas personas que piensan ser los Mesías y que, sin ellos, nada se podrá.

La vida nos demuestra -en muchas oportunidades- que no existen los imprescindibles.

Hoy estamos, y mañana no.

Es por eso, que la función sindical, a futuro, debe ser llevada adelante y teniendo como norte a ejemplares dirigentes gremiales de enorme talla que tuvimos en nuestro país, como fueron Agustín Tosco, Atilio López, y René Salamanca, Saúl Ubaldini, o Hugo Moyano, entre otros.

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