En la edición 70° de la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción, que se realizó recientemente, se expuso la delicada situación del sector, afectada por la recesión generada por el plan económico libertario. En este contexto, el periodista de Editorial Perfil, Ariel Maciel, brindó un análisis sobre el evento, el estado de la obra pública, la reacción de los empresarios y el impacto en sectores estratégicos como Vaca Muerta, la minería y el agro. “Desde julio-agosto de 2023 hasta julio-agosto del 2024 se perdieron aproximadamente 7 mil empresas vinculadas a la construcción”, confirmó el periodista.
“Desde julio-agosto de 2023 hasta julio-agosto del 2024 se perdieron aproximadamente 7 mil empresas vinculadas a la construcción, más de 120 mil puestos de trabajo”, afirmó Ariel Maciel. Aunque aclaró: “Desde agosto del año pasado hasta ahora, todo sigue igual. Básicamente no hubo más pérdidas, pero no hubo ni un poco de recuperación”.
A su vez, explicó que, “la obra pública quedó casi en su totalidad paralizada por el Gobierno”. Asimismo, destacó que solo “las provincias y los municipios mantuvieron un ritmo bastante alto de obra pública”.
Efectos en las provincias
Luego, Maciel manifestó que el Estado Nacional, en cambio, desactivó gran parte de las obras y trasladó la responsabilidad a las provincias. “El propio Gobierno lo está festejando”, señaló. En este sentido, recalcó que, “está hablando de empresas de obras que quedaron totalmente a la deriva”. En Vaca Muerta, por ejemplo, comentó que, “la obra privada está teniendo buena atracción pero ahí también necesitan obras públicas para poder trasladar mucho de lo que es la producción”.
Actualmente, resaltó que solo hay cuatro obras en ejecución: “Una en Tucumán, otra que afecta a Santiago del Estero y a Catamarca de manera conjunta, otra en el Chaco y otra en Pinamar, pero de montos muy bajos”. El periodista detalló que hay “obras de infraestructura que reclaman los sectores dinámicos de la economía, por lo menos, lo que el Gobierno eligió como claves y como socios para el desarrollo económico del país”.
Datos alarmantes
Por un lado, la construcción —tradicional motor del empleo y refugio de ahorro— muestra una de sus peores caídas en lo que va del año. El Índice Construya, que mide la evolución de la demanda de materiales como ladrillos, cal, cemento, pisos y pinturas, acumuló una baja del 32,8 por ciento interanual, y su desplome mensual refleja un freno incluso en obras pequeñas y autoconstrucción.
Tanto en la construcción como en el comercio minorista, marzo aparece como un punto de inflexión. Lo que en ese mes parecía un "tropezón coyuntural" comenzó a consolidarse como una contracción más amplia y persistente. Empresarios del rubro comercial y de la construcción coinciden en señalar que el principal problema sigue siendo la caída del poder adquisitivo, junto con la incertidumbre macroeconómica. "La gente no tiene margen para grandes gastos, ni para renovar su casa ni para comprar ropa o electrodomésticos. Todo se está postergando", afirmó el dueño de una pyme del conurbano bonaerense.