Este miércoles, en el Cementerio de la Chacarita, se llevó a cabo un homenaje a José Ignacio Rucci, el legendario líder de la CGT que fue un pilar fundamental para el regreso del expresidente Juan Domingo Perón del exilio, al cumplirse 51 años de su asesinato. Trabajadores se unieron para recordar su legado.
El acto fue encabezado por referentes de las 62: José Ibarra, secretario general nacional de la organización y titular de la Federación de Conductores de Taxis, e Iván Tobar, líder de las 62 Regional La Plata y secretario general de la agrupación Blanca y Azul de la UOCRA La Plata.
Durante la ceremonia, se evocó la figura de Rucci. El homenaje buscó resaltar su influencia en el movimiento obrero, asesinado el 25 de septiembre de 1973, un hecho que muchos consideran un ataque al peronismo.
Ibarra comentó: "Hoy, con humildad y lealtad, recordamos a un compañero que defendió la bandera de la justicia social, tan necesaria en estos tiempos difíciles. Pedimos al gobierno que respete al movimiento obrero y deje de demonizar a los trabajadores".
Por su parte, Tobar subrayó la importancia de la unidad entre los trabajadores y mencionó la proximidad del 17 de octubre: "Se acerca el Día de la Lealtad, una fecha en la que, como hizo nuestro compañero Rucci, el pueblo trabajador se levantó en defensa de su líder. Aprovecho para anunciar la inauguración de nuestra sede en Berisso, en el kilómetro 0, donde todos los compañeros son bienvenidos".
Un crimen que marcó la historia
José Ignacio Rucci fue asesinado a balazos en el barrio de Flores, dos días después de la histórica victoria electoral de Juan Domingo Perón, quien había obtenido el 61% de los votos junto a su esposa, Isabel Martínez de Perón.
Los restos de Rucci fueron velados en la sede de la CGT, donde Perón, visiblemente conmovido, pronunció la famosa frase: "Me mataron a un hijo".
La figura de José Ignacio Rucci
Nacido en Alcorta, Santa Fe, el 15 de marzo de 1924, Rucci se forjó en las dificultades. En su juventud, trabajó como domador de caballos y luego se desempeñó como obrero metalúrgico en una fábrica de electrodomésticos en Buenos Aires. Destacándose como delegado de base, se convirtió en secretario de prensa de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) bajo Augusto Timoteo Vandor.
En 1964, fue nombrado interventor de la seccional San Nicolás de la UOM y luego secretario general. En 1970, alcanzó el liderazgo del movimiento obrero argentino al ser elegido secretario general de la CGT, desde donde luchó por la recuperación de derechos laborales eliminados en 1955. Además, fue fundamental en el regreso de Perón al país tras 17 años de exilio.