Desde hace muchos años, producto de los planes económicos fracasados que aplicaron diferentes gobiernos que han pasado por el poder, quienes siempre han pagado el ajuste, fueron la clase trabajadora y los jubilados.

En la reciente elección presidencial, el actual Presidente durante toda su campaña, dijo que iba a aplicar un ajuste, sí lo anunció efectivamente.

Ahora bien, siempre prometió que el ajuste, lo iba a pagar la casta política y no el pueblo.

Pero a poco de asumir, comenzamos a observar en primer lugar, que el actual gobierno se iba integrando por una gran parte de la casta política que hace más de veinte años, ocupa cargos en distintos gobiernos. La casta política, la tiene el actual gobierno nacional adentro.

De todas las medidas anunciadas, la gran mayoría de ellas, implican ajuste a la clase trabajadora y los jubilados.

Entonces al parecer, la casta para el actual gobierno nacional, terminaron siendo los trabajadores y los jubilados argentinos.

Devaluación de casi el ciento veinte por ciento aproximadamente (120%) en un sólo día.

A raíz de esta bestial y cruel decisión, se licuaron todos los salarios y las jubilaciones.

Para que entendamos mejor: por ejemplo, un trabajador que cobraba $400.000, pasó a tener el poder adquisitivo de un trabajador de $200.000 aproximadamente. Un jubilado que cobra $200.000, pasó a tener el poder adquisitivo de un jubilado de $100.000 aproximadamente.

No obstante ello, se dispararon por otro lado, los combustibles (37% aproximadamente en un solo día), los alimentos (en algunos casos más del 100%), los medicamentos, entre otras cosas más.

También se anunció la eliminación de subsidios, como por ejemplo en luz y transporte público.

Además, se pretende que los trabajadores vuelvan a pagar impuesto a las ganancias, a pesar de que siendo Diputado el actual Presidente, votó a favor de la eliminación de este tributo confiscatorio, injusto y regresivo.

Todas estas definiciones, han lanzado en unos días al pueblo trabajador y a los jubilados, a la pobreza y en algunos casos a la indigencia.

Si bien veníamos de una inflación elevada (tanto durante los gobiernos de los expresidentes Macri y Fernández), el actual gobierno al anunciar la liberación de los precios de la economía, ha ocasionado un salto inflacionario récord para este mes, y probablemente para más adelante.

Hay que entender, que pueblo argentino gana sus salarios y sus jubilaciones en pesos, pero la inmensa mayoría de los productos alimenticios, medicamentos, combustibles, etc., se encuentran dolarizados en sus precios.

Está situación es inadmisible e inaceptable.

¿Si la mayoría de los alimentos, muchos medicamentos, y los combustibles son producidos en Argentina, porqué entonces sus precios se fijan en relación al dólar?

¿Cómo puede ser que un país que como la República Argentina, que tiene capacidad para alimentar a más de cuatrocientos millones de personas, hoy no le garantiza primero el alimento a cuarenta y seis millones de argentinos?

Hay quienes dicen que los alimentos, los medicamentos y los combustibles, son caros en otros países. Es un problema de ellos, y no nuestro.

Averigüen cuánto pagan los ciudadanos, de Arabia Saudita los combustibles (siendo uno de los principales productores en el mundo), y se darán cuenta que estamos yendo a contramano de lo normal.

Por estos días, gobiernos provinciales y municipales, anuncian que las paritarias a celebrarse en el año 2024, no tendrán incluidas la cláusula gatillo (algo que el movimiento obrero nunca debió dejar perder), o ajuste por indicadores de inflación.

A raíz de todo lo que pretende hacer el gobierno nacional, se provocará una estanflación (estancamiento o recesión económica, más inflación).

Una de las principales consecuencias que esto ocasionará, será la caída en la recaudación (a causa de menor actividad, de un menor consumo, caída del mercado interno, por ende, ingresarán menos fondos a las arcas del Estado).

Es por ello, que se anuncia que las paritarias para quienes trabajan en el Estado (y en sus reparticiones), se acordarán conforme a lo que se recaude (y no a la inflación mensual, como se venía acordando hasta ahora). Esto claramente perjudica a los activos y pasivos.

Sabiendo entonces que la recaudación va a caer por la estanflación provocada por quienes dirigen la economía nacional, tanto los salarios y las jubilaciones van a seguir cayendo aún más, van a seguir siendo la variable de más ajuste, y como consecuencia principal se subirán a pasos agigantados los números de la pobreza en esta Nación.

¿Qué harán los sindicatos de los gremios estatales?

¿Despertará de la siesta la dirigencia de la anestesiada de la CGT?

Si bien existen excelentes dirigentes sindicales, considero que las bases de muchas organizaciones gremiales, exigirán a sus dirigentes estar a la altura de las circunstancias. El sindicalismo, no es para tibios. Quienes no estén a la altura de las circunstancias, que se dediquen a otra cosa.

También será clave el rol que tome la oposición, fundamentalmente el peronismo.

Quizás sea tiempo de replantear nuevos liderazgos en las filas del justicialismo. Quizás se deba entender que de ahora en adelante se gestione con la Doctrina Justicialista en la mano.  Quizás de deba entender que hay que luchar por una verdadera justicia social, y para recuperar el derecho a la movilidad social ascendente que se han perdido. Quizás se deba entender que hay que volver a las raíces de una vez por todas.

El pueblo argentino, en especial los trabajadores y los jubilados, no resisten más ajustes de nadie.