Más de 700 trabajadores de la histórica empresa láctea Verónica temen por sus puestos de empleo ya que, además de sufrir atrasos salarial, su futuro laboral se tornó sombrío debido a la grave situación económica por la que atraviesa, la cual también golpea fuertemente su cadena productiva.
Los problemas de la compañía, de más de 100 años de historia, están relacionados a la drástica caída en la recepción de materia prima y a una deuda financiera que supera los 9 mil millones de pesos. De esta manera, las plantas de Lehmann, Totoras y Suardi, de Santa Fe, quedarán en la nada.
El trabajador, Rodolfo Rodríguez, consideró: “La situación es muy preocupante. No estamos cobrando los sueldos en tiempo y forma y no hay comunicación clara por parte de la empresa”.
El contexto es desfavorable también por la fuerte disminución en la leche procesada y Rodríguez lo hizo saber al repasar que “pasamos de procesar un millón de litros diarios en todas las plantas a no llegar ni a 200 mil”.
Eso derivó en la ruptura con los tambos proveedores por falta de pago que provocó una parálisis en la cadena de producción. Al mismo tiempo, los operarios señalaron que solo recibieron un tercio de sus salarios del último mes. Como respuesta, los trabajadores decidieron realizar una retención e crédito laboral. “Queremos dejar en claro que no estamos bloqueando la planta, estamos reclamando lo que nos corresponde”, aclararon.
La compañía tiene un pasivo financiero de $9.224 millones, con compromisos mensuales por casi $288 millones, según un reporte de la consultora Nosis. En marzo, le rechazaron cheques por más de $460 millones encendió nuevas alarmas sobre su situación contable. La falta de información interna alimenta la incertidumbre. “Dicen que no van a vender ni a despedir, pero la incertidumbre es total”, resumió Rodríguez.
La última de esperanza
Para evitar que la situación pase a mayores, el Ministerio de Trabajo de Santa Fe convocó una audiencia para este martes entre la empresa y los representantes sindicales. Se espera que este encuentro pueda dar lugar a acuerdos que aporten claridad o compromisos formales para garantizar los puestos de trabajo. Desde la empresa, aseguran estar haciendo esfuerzos por normalizar los pagos y recomponer la relación con los proveedores, aunque no ofrecieron plazos ni detalles sobre cómo lo harán.
La historia
La firma debe su nombre al pueblo de Verónica, en la provincia de Buenos Aires, donde nació en 1923 como una pequeña empresa láctea de origen familiar. Adquirida luego por una familia de inmigrantes españoles de la región de Galicia, se radica en los años 60 en la cuenca lechera del centro de Santa Fe.
A partir de ese momento, según su página oficial, comenzó a “experimentar un constante crecimiento, tanto en la variedad y volumen de su producción como en el alcance geográfico de su distribución, hasta convertirse en una de las marcas lácteas de mayor reconocimiento en toda la Argentina”.
“Con mucho trabajo y compromiso, nos hemos ganado un lugar de preferencia entre los argentinos, por la calidad de nuestros productos y una decidida política de reinversión en infraestructura y tecnología”, afirma en presentación.