Llevamos décadas en la República Argentina, siendo azotados por un grave flagelo que no es enfrentado por ningún gobierno nacional: LA INFLACIÓN.

Está comprobado efectivamente a lo largo de estos años transcurridos, que la inflación es la fábrica de pobreza en un país.

Hemos sido gobernado por dirigentes políticos de distintos colores, pero ninguno implementó plan antinflacionario alguno.

Por el contrario, y con el devenir de los tiempos, lejos de bajarla ha venido en un ascenso imparable.

La inflación ocasiona entre algunas de sus consecuencias principales, la destrucción del poder adquisitivo del pueblo.

Afecta severamente el salario y la jubilación.

También causa tremendos resultados en los sectores más vulnerables, es decir quienes no consiguen trabajo, quienes dependen de planes sociales para subsistir y los jubilados de la mínima.

La inflación al no ser abordada seriamente mediante todos los aspectos correspondientes, por parte de quienes gobiernan la Nación, aumenta los números de la pobreza y en ciertos casos hablamos de que contribuye a consolidar directamente la pobreza estructural local.

Si analizamos que lo que sucede en la economía argentina, hay muchos rubros cuyos precios son calculados en dólares.

Pero quienes trabajan y quienes se han jubilado, específicamente, tienen sus ingresos en pesos.

En la República Argentina, la moneda nacional es el peso. Por lo tanto, muchos sectores deberían fijar sus precios en pesos y no en dólares.

La comida es un claro ejemplo, y a la vez constituye toda una gran contradicción e incoherencia bochornosa.

Históricamente la Argentina, ha sido denominada el granero del mundo.

Economistas de todos los pensamientos existentes, coinciden que la capacidad productiva que tenemos permitiría alimentar a cerca de cuatrocientos millones de personas.

Con esta enorme bendición que tenemos, cabe hacerse algunas preguntas.

¿Cómo puede ser que no se garantice entonces, el acceso del alimento a precio accesible aquí a toda la ciudadanía?

¿Cómo se entiende que los niños y los adultos mayores pasen hambre aquí?

Hasta el día de la fecha, no se avizora ningún espacio político que afronte esta problemática que está afectando a tantos hogares argentinos.

En lo personal, espero que quienes ocupen cargos en la CGT empiecen a cumplir el rol que deben tener y también la dirigencia sindical en su conjunto al respecto.

No se puede seguir con este silencio ensordecedor, por parte de quienes tienen que defender nuestros derechos y nuestros intereses.

Son tiempos en los que quienes sigan demostrando no estar a la altura de las circunstancias deberían dar un paso al costado para no causar más daño con su evidente y notable inacción.

La dirigencia sindical tendría que sacarse menos fotos con referentes políticos partidarios, y dedicarse a estar incondicionalmente al lado de quienes representan o mejor dicho en ciertos casos, de quienes dicen representar pero que no lo hacen para nada.