Los estatutos orgánicos sindicales en Argentina, deben ser respetados por todos.

En primer lugar, deben ser acatados por quienes integran transitoriamente o desde hace décadas cargos en la organización sindical.  Se dice que el ejemplo, debe siempre venir de la cabeza, es decir, de las máximas autoridades.

Pero también deben ser acatados, por las bases de la organización sindical (especialmente por las oposiciones).

Diera la sensación de que los estatutos orgánicos sindicales, no son leídos, estudiados y aprendidos por dirigentes, pero tampoco por muchas afiliadas y afiliados que quieren conducir.

Existe un grave peligro en ello.

Quienes están en la gestión, al incumplir con disposiciones estatutarias pueden ser pasibles de ser sancionados (incluso hasta ser desplazados de su cargo), pues son los primeros que tienen que dar estricto cumplimiento a cada uno de sus articulados.

Pero hay casos de afiliadas y afiliados, que llevan adelante acciones, que son claramente violatorias de lo que fijan las normativas de dichos estatutos.

A veces hay afiliadas y afiliados, que pretenden arrogarse facultades que son exclusivas de la conducción que se encuentra al frente del sindicato, pretendiendo así funcionar en la práctica como una Comisión Interna (desconociendo a las autoridades de la organización sindical a la que están afiliados, o procediendo como un Consejo Directivo paralelo), quedando eventualmente expuestos hasta de ser expulsados del sindicato por ello.

Todos los reclamos que las afiliadas y los afiliados deseen hacerle a sus autoridades son válidos, legítimos, y corresponden ser realizados por todos los mecanismos administrativos y hasta legales que correspondiera.

Pero lo que no se puede hacer es improvisar, cometer serios errores políticos sindicales, que puedan perjudicar gravemente a quienes acompañen acciones equivocadas, como así también al gremio en su conjunto.

A veces, sectores de oposición pretenden posicionarse electoralmente, cuando prácticamente se está a un año de una elección de autoridades del sindicato al que pertenecen.

A veces, sectores de oposición que se han convertido en eternos perdedores seriales de elecciones, siguen con el sectarismo que siempre los caracterizó. Esta forma de manejarse, es una manera de gritar a los cuatro vientos que no están preparados para conducir el sindicato. De ganar, solamente gestionarán evidentemente para quienes piensen como ellos o para sus obsecuentes, es decir, harían que tanto critican de los oficialismos con los que pierden hace años y años.

Muchos oficialismos que están atornillados en cargos hace desde hace veinte o treinta años, tienen como máxima fortaleza no su gestión o capacidad de conducir, sino el contar con una oposición dividida que colabora así directa o indirectamente, para que el oficialismo siga en el poder.

Si sectores de la oposición quieren ser conducción en verdad, deben unirse todos.

Quienes son verdaderos líderes unen, y no dividen.

Pero lo que hay que destacar, es que tanto quienes conducen, como quienes están afiliados, tienen el deber y la obligación de respetar y hacer respetar el estatuto orgánico sindical siempre.

Si no respetan esta importante normativa sindical interna (quienes conducen y quienes están afiliados al sindicato), con qué autoridad moral pretenderán reclamarle a la patronal que respete el Convenio Colectivo de Trabajo, La Ley de Contrato de Trabajo, y otros marcos legales nacionales e internacionales.

Son tiempos en los que en las conducciones de los sindicatos, tengan al frente las personas más calificadas, preparadas y que haya espacios para las compañeras y compañeros con títulos profesionales (en vez de proponer familiares, amigos u obsecuentes para esos lugares).

Estas son épocas, en las que ya no se puede seguir siendo conducidos por improvisados.

Las consecuencias de seguir hasta ahora con esta errada costumbre, termina siendo padecida por miles de compañeras y compañeros de gremios de todo el país.

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