INDEC, UIA y CEPA muestran realidades distintas: radiografía de un mercado laboral en tensión

Los datos del INDEC marcan que la desocupación no varió interanualmente, pero por debajo hay tensión por la baja de la actividad y del consumo. La larga lista de conflictos por suspensiones y despidos hace pensar en un problema en el corto plazo. Los datos de la era Milei que marcan la destrucción de más de 230 mil puestos de trabajo.

Por Diego Lanese

Redactor de Data Gremial

Domingo, 21 de septiembre de 2025 11:00

Yo tengo 46 años, entré a los 22, con 46 años quedé afuera del sistema. ¿Qué hago yo? ¿Qué le digo yo a mi hijo?”. Con la voz entrecortada, Marcelo explica la situación que se vive desde comienzos de mes en Ilva, la fábrica de cerámicas de la familia Zanon, que a comienzos de mes despidió a 300 trabajadores, casi la totalidad de la planta, y cerró con candados sus puertas. Ante la incertidumbre por su futuro, los empleados realizaron una protesta frente al parque Industrial de Pilar, donde está ubicada la planta, y reclamaron respuestas, ya que la firma ni siquiera les pagó los salarios de agosto. Este caso se suma a una larga lista de conflictos laborales en las últimas semanas, que incluyen grandes firmas como las plantas industriales del Grupo Techint, la fábrica de neumáticos FATE o la alimenticia Georgalos, pasando por firmas medianas y pymes. Todas afectadas por el modelo libertario, y sus políticas anti industriales.

Lo cierto es que este clima todavía no se refleja en la tasa de desocupación, que según el último dato del INDEC se mantiene estable. Pero por debajo, silenciosamente, hay señales de alarma respecto al empleo. Un reporte de la Unión Industrial Argentina (UIA) asegura que un cuarto de las empresas admitió haber reducido personal este año, mientras el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) habla de más de 230 mil despidos desde que asumió el gobierno. Estas cifras contradictorias marcan que el mercado laboral comenzará a mostrar problemas en breve, y la lista de conflictos promete extenderse.

Esta semana, se conocieron datos de empleo oficiales, suministrados por el INDEC, que muestran cierta calma, que se contraponen con el clima de conflictividad que crece. Según el organismo, en el segundo trimestre de 2025 la tasa de desocupación se ubicó “en 7,6 por ciento, manteniéndose en el mismo nivel que en el mismo período del año anterior”.

En tanto, el informe revela “una brecha de género: la tasa para las mujeres fue del 8,5 por ciento, mientras que para los varones se ubicó en 6,8 por ciento”. A nivel regional, las zonas con mayor tasa de desocupación fueron el gran Buenos Aires (8,7 por ciento) y la región Pampeana (7,4 por ciento). En contraste, la Patagonia y el Noroeste mostraron los menores índices, con un 4,7 por ciento en ambos casos. Esta estabilidad se contrapone con otros indicadores que reflejan un deterioro de las condiciones laborales. La tasa de informalidad fue del 43,2 por ciento, lo que representa “un aumento de 1,6 puntos porcentuales respecto a 2024”.

La presión sobre el mercado laboral, que incluye a desocupados, subocupados y ocupados que buscan otro empleo, alcanzó el 30,5 por ciento de la población económicamente activa, mostrando “un leve aumento respecto al trimestre anterior y al año pasado”. El informe del INDEC pinta así un panorama laboral complejo, donde “si bien el desempleo no se dispara, se consolidan la informalidad y la presión sobre un mercado de trabajo que no logra generar empleo de calidad”.

Esta distinción es clave para entender porque la tasa de desocupación no se en medio de tanto despido y conflicto abierto, generando por lo bajo problemas estructurales en el mercado laboral. Una de las explicaciones puede ser sectorial, ya que las políticas del gobierno nacional parecen estar haciendo más daño en los rubros productivos.  

Hace unos días, la UIA  presentó los resultados de su III Encuesta de Indicadores Industriales y Expectativas, donde deja datos para entender este momento paradójico. “El 24,4 por ciento de las empresas redujo su dotación de personal, alcanzando el valor más alto de toda la serie desde abril de 2024”, recalcó el trabajo de la UIA, al que tuvo acceso Data Gremial.

Para la entidad patronal, el deterioro del mercado laboral “viene profundizándose en los últimos meses. En paralelo a la caída de la producción, las ventas internas y las exportaciones”. Además, el estudio reveló que “el 36,3 por ciento de las compañías recortó su producción, contra un 21,8 por ciento que informó subas”. En ventas internas la brecha fue aún mayor: “el 43,5 por ciento sufrió caídas frente a solo un 18,6 por ciento que logró aumentos”.

El impacto más visible de esta coyuntura se observa en el empleo industrial. Por primera vez en cuatro relevamientos, “la reducción de personal (19,4 por ciento) superó a la disminución de turnos (18,9 por ciento)”. A su vez,” un 6,7 por ciento implementó suspensiones”. Así, el sector comienza a atravesar “un escenario de despidos efectivos y no solo de ajustes horarios, lo que enciende señales de alerta para los próximos meses”.

Lista de conflictos

Los dos informes muestran números contrapuesto, o por lo menos que no terminan de reflejar lo que pasa todos los días, donde cada vez más firmas recuren a la reducción de personal. La larga lista de conflictos abiertos incluye FATE (neumáticos), Georgalos (alimenticia), la mencionada Ilva (ceramista), KTM (motos), Siderar (que despidió tercerizados), Siderca (ambas firmas del Grupo Techint), Vassalli (maquinaria) Celulosa (papelera) y Swift (carne), para hacer un recuento corto. Si bien hay claras diferencias en cada uno de los casos, lo que prevalece es cómo las condiciones que genera el modelo del presidente Javier Milei atentan contra el empleo, y la tendencia de las empresas a reducir trabajadores como respuesta a la crisis.

Algo de eso pasó en Georgalos, la tradicional firma de golosinas del país, que desde hace meses decidió una reforma en las condiciones laborales, aumentando los niveles de producción en distintos sectores, con igual o menos personal, para dar respuesta a la baja del consumo. Esto fue rechazado por los operarios, lo que generó despidos.

Esta semana, la justicia ordenó reinstalar a varios de ellos, una medida que se cumplió el viernes pasado. “Estamos muy contentos de los resultados del plan de lucha”, destacó Maximiliano Montero, uno de los cincos cesanteados de la planta Georgalos por oponerse a los cambios en las líneas de producción.

En diálogo con Data Gremial, explicó que “los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) tuvieron una estrategia de presentar cinco cautelares en distintos juzgados laborales, hasta el momento cuatro fallaron a favor de la reinstalación”. Uno de ellos es Alejandro Martínez, que el jueves pasado pudo volver a su lugar de trabajo.

En el caso de Elizabeth González, Miguel Maciel y el propio Montero están esperando que la justicia notifique a la empresa para hacer lo propio. Diego Siani, el juzgado desestimó el amparo, y fue apelado. “Estamos bien, esperando que se completen los pedidos que faltan para volver a trabajar”, insistió Montero. Si bien las diferencias entre los conflictos apuntan a cuestiones sectoriales, el hilo conductor parece ser la crisis general de la industria, que todavía no impacta en la tasa de desempleo, pero que los especialistas creen que no tardará en verse reflejada.  

Otros datos

En tanto, desde el CEPA dedicaron parte de sus últimos reportes al tema laboral, uno de los cuales mostró la cantidad de despidos. Según un relevamiento, entre noviembre de 2023 y junio de 2025 “cerraron 16.322 empleadores y se destruyeron 236.139 puestos de trabajo registrados en unidades productivas, lo que equivale a una caída del 2,4 por ciento del empleo formal”. En términos absolutos, el sector más golpeado fue “Servicios de transporte y almacenamiento”, que perdió 4159 empleadores, lo que representa una caída relativa del 10,5 por ciento. En materia de empleo, el rubro “Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria” encabezó la pérdida de trabajadores, con 89.794 empleos menos. En términos relativos, la construcción fue la actividad más castigada, con una disminución del 17,1 por ciento en su plantilla laboral.

El estudio también muestra diferencias al analizar por tamaño de empleador. La mayor parte de las bajas en cantidad de empresas se concentró en unidades de hasta 500 trabajadores/as, que explicaron el 99,63 por ciento de los cierres (16.262 casos). Solo 60 grandes empleadores de más de 500 trabajadores salieron del registro. Sin embargo, en términos de empleo, la mayor destrucción de puestos se dio en las grandes empresas: concentraron el 72 por ciento de la pérdida de empleo formal, con 169.278 trabajadores menos. En cambio, las firmas de menor porte expulsaron 66.861 empleados, lo que equivale al 28 por ciento del total.