Uno de los aspectos que el gobierno parece tener más cerca de imponer en el marco de su reforma laboral es el llamado Fondo de Cese Laboral, el nuevo sistema que reemplazará a las indemnizaciones como se conocen hasta ahora. Si bien hay algunos gremios que evalúan la medida, a partir de la experiencia de la UOCRA, la mayoría mira con recelo la iniciativa de la gestión libertaria. Sin embargo, las empresas analizan su impacto, y si bien ven puntos positivos, como reducir la conflictividad y ser un vehículo de inversión, alertan sobre algunos puntos negativos, como el costo adicional a los impuestos al trabajo. Los expertos también consideran que, al "estar pagada la indemnización", puede tornarse más desaprensivo el despido sin causa.
La Ley Bases de 2024 creó hace más de un año un fondo de cese laboral para reemplazar a las indemnizaciones que pesan fuertemente en las empresas cuando un empleado es despedido sin causa. Esto es siempre porque es muy difícil que los jueces laborales vinculados con la CGT acepten que está probada “una causal para el despido”. Sin embargo, el fondo de cese es voluntario para las empresas y los empleados, y hasta ahora solo mostraron interés tres entidades de tercer nivel: la Sociedad Rural Argentina, y los sindicatos de seguridad privada y gastronómico.
En parte, esta nula adopción del fondo de cese se debió a que recién este mes se terminaron de reglamentar las tres modalidades financieras que puede adoptar el mismo: un seguro de retiro; un Fondo Común de Inversión o Fideicomiso Financiero, y una cuenta bancaria especial. Pero, además, las empresas están a la expectativa porque los expertos ven pros y contras en esta iniciativa. Federico Basile, del estudio Tavarone, Rovelli, Salim & Miani, resume esos puntos en la balanza del fondo de cese como sigue:
A favor de la medida
Según los análisis que circulan, entre los puntos a favor se encuentra que “define un esquema indemnizatorio preciso, con poco o nulo espacio para la conflictividad si la estructura del fondo de cese se encuentra adecuadamente diseñada y planteada en términos legales”. Además, significa una garantía de cobro para el trabajador, en la medida en que los aportes de la empresa hubieran sido ingresados de manera regular al fondo o vehículo pertinente.
Otra cuestión es que moviliza la negociación colectiva, brindando un nuevo espacio de negociación, y brinda un vehículo adicional de inversión y de ahorro en favor del empresario, con particularidades y especificidades propias que podrían tener ventajas comparativas respecto de los vehículos tradicionales.
Los puntos en contra
En lo inmediato, algunos analistas empresariales dicen que “impone un costo adicional al ya elevado costo laboral que debe afrontar el empleador en materia de contribuciones de la seguridad social, sindicales, etc.”. En este sentido, las mipymes quedarían definitivamente fuera del sistema cuando deberían ser las más interesadas por la alta rotación de su personal. “Se trata de una carga económica inmediata que más allá de la inversión o ahorro tiene un destino aleatorio y condicionado a la efectiva desvinculación de personal”, agregaron.
Si bien por definición legal el fondo de cese reemplaza el sistema tarifado de la Ley de Contrato de Trabajo, en mi opinión no podría definir un resarcimiento de importe inferior al que resultaría de la aplicación de dicha normativa legal. De esta manera, la previsibilidad del sistema del fondo de cese y las restantes ventajas, podrían finalmente reconvertirse en inconvenientes y transformarse en un nuevo escenario de conflicto. Si se entiende que el empleador, a través de los depósitos mensuales, ya "tiene pagada" la indemnización por despido, la decisión de desvincular sin causa a trabajadores podría tornarse una práctica más automática y desaprensiva, tanto desde lo económico como desde la gestión del capital humano.