Refugiado en el País Vasco, Federico Giuliani alerta: “La clase trabajadora de Argentina votó a su verdugo sin saberlo”

El secretario general de ATE Córdoba y la CTA Autónoma provincial se encuentra en Euskadi bajo un programa de protección para defensores de derechos humanos. Tras haber sido detenido, golpeado y encarcelado en el marco de una protesta pacífica, denuncia un creciente acoso político-judicial.

Martes, 18 de noviembre de 2025 18:32

Federico Giuliani, secretario general de ATE Córdoba y la CTA Autónoma provincial, viajó al País Vasco luego de sufrir detenciones arbitrarias, agresiones policiales y siete causas judiciales abiertas en menos de tres años. Desde el 31 de octubre se encuentra alojado en Martin Etxea, un centro de acogida para personas perseguidas por su labor en derechos humanos.

Giuliani llegó a Euskadi tras pasar por la cárcel con un brazo fracturado, luego de ser detenido durante una protesta pacífica frente a un organismo municipal cordobés. Su objetivo, explica, es denunciar el hostigamiento que vive en Argentina y construir redes de solidaridad internacional.

“Me fracturaron el brazo cuando me entregué pacíficamente”

En diálogo con el medio vasco Noticias de Gipuzkoa, el dirigente recuerda con crudeza el operativo que derivó en su detención en agosto pasado: “Era una protesta pacífica para reclamar comida para los compañeros de las barriadas populares. Los jefes del operativo nos invitan a dialogar, pero era una emboscada. Cuando me entrego, me fracturan el brazo al ponerme las esposas”.

Giuliani pasó 24 horas esposado a una cama en un hospital público —una práctica prohibida por ley— y luego fue trasladado a la cárcel de Bouwer, donde permaneció cinco días. La presión popular y una huelga nacional convocada por ATE permitieron su liberación.

Hostigamiento judicial y siete causas abiertas

El sindicalista sostiene que existe un patrón de persecución: “Ya sumo siete causas. El fiscal Ernesto de Aragón me imputó todas, allanó mi casa, me quitó celulares y me envió a prisión por la duda”.

Denuncia que en Córdoba se vive “un estado de excepción”, con prisiones preventivas abusivas y condiciones carcelarias inhumanas: hacinamiento, falta de agua potable, torturas psicológicas y alimentación insuficiente.

“Para nosotros protestar es un derecho; para ellos, un delito”

Giuliani remarca que la criminalización de la protesta no empezó con Javier Milei, pero se intensificó desde que la extrema derecha llegó al poder: “Mi primera causa fue con Alberto Fernández, pero ahora gobierna el fascismo con el voto popular. La judicialización de los luchadores populares es una herramienta para disciplinar a las bases”.

El dirigente advierte que la pobreza del 50% de la población y el hambre creciente alimentan un escenario de conflicto social permanente.

Por qué decidió refugiarse en Euskadi

Tras un operativo represivo en Córdoba durante una visita de Milei, donde hubo 14 heridos por balas de goma y un allanamiento en su casa, Giuliani evaluó por primera vez la posibilidad de salir del país. La decisión se concretó después de su detención y la fractura de su brazo.

“Necesitábamos respirar y construir aprendizaje político. El hostigamiento es permanente. Vinimos a recibir solidaridad para lo que viene, que va a ser peor”, señaló el dirigente.

En su estadía ya se reunió con las centrales ELA y LAB, y busca que la OIT se involucre en su caso.

Críticas al gobierno de Milei y alerta al sindicalismo europeo

Giuliani advierte que la experiencia argentina debe servir como señal de alarma para el movimiento obrero europeo: “El movimiento obrero en Europa no debe ser pasivo. Tiene que apostar por la unidad y construir volumen en la calle para frenar al fascismo”.

Afirma que la llegada de la ultraderecha al poder en Argentina no fue un accidente, sino “un producto bien preparado por corporaciones económicas nacionales y extranjeras”.

“No es miedo, pero sí incertidumbre” ante el regreso al país

Consultado sobre el riesgo de volver preso a Argentina, Giuliani reconoce que su familia es su mayor preocupación: “No tengo miedo, pero sí incertidumbre. Mi viejo estuvo preso ocho años y mis hijos me vieron detenido. Ellos me dan la fuerza para seguir”.

A pesar del hostigamiento del fiscal De Aragón y de la policía provincial, asegura que su compromiso militante permanece intacto y que su misión en Europa es “tender puentes” y fortalecer el internacionalismo sindical.

Solidaridad, internacionalismo y la disputa por los derechos

El dirigente concluye que su presencia en Euskadi es parte de una estrategia más amplia para denunciar la persecución política, la represión estatal y el deterioro acelerado de las condiciones de vida en Argentina.

“Estamos en acogida para llevarnos toda la solidaridad posible. Nos sirve mucho para lo que viene. Y lo que viene va a ser peor”.