La palabra “industricidio” es una de las más usadas por dirigentes industriales, tanto sindicales como empresariales. Con los matices del caso, hay consenso que las políticas libertarias, que fomentan la apertura indiscriminada de las importaciones y reduce el mercado interno, perjudica al sector productivo del país, que tiene varios conflictos abiertos, marcando la profundidad de la crisis. Una muestra de esto es que el mismísimo Paolo Rocca, cabeza del Grupo Techint, amenazó con cerrar una de sus plantas más importantes del país, ante la posibilidad que el gobierno use tuberías chinas en un futuro gasoducto. En una serie de posteos en sus redes sociales, el diputado nacional Miguel Ángel Pichetto alertó de esta situación, haciendo hincapié en lo que pasa con los tubos sin costura y con la industria textil, que sufre la entrada de ropa de varios países, incluso usada. “Es hora de que Martín Rapallini, presidente de la UIA, y grandes empresarios como Paolo Rocca, hablen con más fuerza porque la apertura se lleva puesto todo”, aseguró el legislador. En este tono, los gremios industriales hablaron del “deterioro del empleo y la producción” que genera el modelo, y aportaron datos muy preocupantes sobre la destrucción del sector manufacturero. Incluso la Unión Industrial Argentina (UIA) prevé un año de “retracción”, con menos actividad y menos empleo.
Los nuevos datos sobre destrucción del aparato industrial fueron aportados por la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), que presentó un nuevo relevamiento que confirma “el deterioro sostenido del empleo, la producción y la inversión en el sector manufacturero y afines”. El trabajo, al que tuvo acceso Data Gremial, está basado en respuestas del 75 por ciento de los 36 sindicatos que integran la organización, refleja “un escenario crítico que afecta tanto a trabajadores como a empresas”.
En concreto, la entidad denunció que “entre noviembre de 2023 y agosto de 2025, el país perdió 138.573 empleos asalariados registrados en el sector privado, de los cuales 42.406 corresponden a la industria manufacturera”. La situación se agrava si se consideran minería y construcción, donde la caída total asciende a 111.747 puestos de trabajo. Además, en el mismo periodo “cerraron 1.974 industrias manufactureras y 1.790 empresas de la construcción, una señal del profundo retroceso productivo”. En cuanto al desempeño reciente, se reportó que la situación general “empeoró” respecto al trimestre anterior.
Las caídas también se observaron en ventas, producción y uso de la capacidad instalada: “Este último indicador mostró retrocesos en la mitad de los casos”. Las inversiones tampoco lograron repuntar y las exportaciones cayeron en el 62,5 por ciento de los casos, el doble que en agosto de 2025.
El impacto en el mercado laboral se traduce en mayor inestabilidad: crecieron los adelantos de vacaciones (54,1 por ciento), los retiros voluntarios (50 por ciento), las jubilaciones anticipadas (41,7 por ciento), y se mantuvieron altos los niveles de reducción de horas extra y suspensiones. Además, los despidos aumentaron en el 58,3 por ciento de los sindicatos relevados.
El informe también repasa la negociación salarial del periodo, marcada por una fuerte fragmentación: “los acuerdos paritarios se discuten con periodicidad mensual, bimestral, trimestral o cuatrimestral”. Un tercio de los gremios afirma que los incrementos quedaron por debajo de la inflación, mientras que solo el 4 por ciento logró superarla. Casi todos los sindicatos reconocen dificultades en la negociación, citando falta de previsibilidad económica, demoras en la homologación de acuerdos y resistencia empresaria.
Respecto a las perspectivas, el pronóstico es sombrío: el 86,4 por ciento de los sindicatos prevé un empeoramiento de la situación económica en el próximo trimestre, sin expectativas de mejoras. Entre los factores más señalados figuran “la caída del poder adquisitivo, la apertura importadora, el acuerdo con el FMI y la baja de exportaciones. En términos políticos, la mayoría considera que el resultado electoral no modificará el rumbo económico ni revertirá el deterioro industrial”.
Panorama complejo
La CSIRA advierte que “la combinación de pérdida de empleo, retroceso productivo, estancamiento salarial y horizonte incierto pone en riesgo la continuidad de la actividad industrial en múltiples regiones del país”. Unos días atrás, en el marco de la renovación de autoridades, la entidad emitió otro documento donde llamó a recuperar una experiencia del primer peronismo, un congreso para fomentar la producción y el trabajo.
Es que las políticas de Javier Milei golpean de lleno a todo el sector, como mostró hace unos días Paolo Rocca, que puso a los 400 trabajadores de la planta Tenaris Siat de Lanús en medio de la disputa, al amenazar con su cierre si se importan los tubos para el gasoducto que sacará GNL de Vaca Muerta. “Estamos muy preocupados por estos dichos, incluso la gerencia de la planta admite que están expectantes con lo que pueda pasar”, le dijo a Data Gremial una fuente cercana a la comisión interna de la firma.
Con una larga lista de conflictos, Tenaris Siat de Valentín Alsina ya había advertido en 2024 que sin la producción de esa tubería su futuro era incierto. Ahora, luego de una asamblea, “se estudian los pasos a seguir, porque si bien faltan dos semanas para que se decidan las licitaciones, todo indica que los tubos chinos serían los elegidos”.
Por eso, los trabajadores anunciaron que se reunirán en breve con el secretariado nacional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), para que juntos se pongan “al frente de la lucha por los puestos de trabajo, que es lo único que importa”. A fines del año pasado, con la importación de chapa y acero chino, los trabajadores alertaron sobre la posibilidad de que se avance en la compra de tubería para la obra que se suponía iban a realizar en Lanús. Ante esto, las consecuencias eran claras: “Se podría cerrar la planta”. Ahora, el propio dueño de la principal empresa multinacional argentina admite esta posibilidad.
Perspectiva empresarial
Casi como una respuesta al pedido de Pichetto en redes sociales, la conducción de la UIA dio su mirada de la realidad industrial. En este caso, difundiendo los datos de una encuesta entre sus afiliados, que viene a confirmar que “la crisis es estructural”.
Según el relevamiento, al que tuvo acceso Data Gremial, “el 40,3 por ciento de las empresas redujo su nivel de producción respecto al tercer trimestre, mientras solo el 21,3 por ciento logró incrementarlo”. El Monitor de Desempeño Industrial se ubicó en 43,8 puntos, “lejos del umbral de expansión, marcando una etapa de contracción prolongada”. En tanto, las ventas internas –que son junto a la apertura de las importaciones el gran reclamo de los industriales –cayeron en casi la mitad de las firmas, mientras que también bajaron las exportaciones.
En términos laborales, “el 21 por ciento de las compañías redujo personal, otro 23,5 por ciento ajustó turnos y 7,7 por ciento recurrió a suspensiones por menor actividad”. Según la UIA, los sectores más golpeados son textiles, metalurgia y manufactura liviana, todos “altamente dependientes del mercado interno, muy presentes en la economía bonaerense y con impacto indirecto en ciudades como La Plata, donde el circuito comercial, logístico y de servicios se ve atravesado por estas decisiones”.