Paritarias congeladas: dos tercios de los estatales tiene otros trabajos para poder subsistir

En medio de la crisis de ingresos, datos de un informe confirman que los trabajadores públicos deben tener otro ingreso para sostenerse, ante la estrategia del oficialismo de imponer un férreo techo salarial. Otro dato de la realidad genera alarma: el aumento de los “trabajadores pobres”

Por Diego Lanese

Redactor de Data Gremial

Domingo, 26 de octubre de 2025 12:00

Los efectos del plan motosierra en el empleo público se mantienen en estos casi dos años de gestión, donde más de 35 mil trabajadores dejaron su puesto. A este plan de reducción del personal de los organismos estatales se suma el congelamiento salarial, que se mantiene vigente bajo el mandato del ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, que ordenó mantener las paritarias prácticamente congeladas. Esto tuvo múltiples efectos, uno de ellos la necesidad de muchos estatales de buscar un segundo o tercer empleo. El fenómeno del pluriempleo viene creciendo en el país, y se profundizó en la actual crisis de ingresos.

Según datos conocidos recientemente, el 64 por ciento de los empleados públicos “posee otro trabajo, mientras que solo el 36 por ciento tiene un único empleo”. Entre quienes están atravesados por el pluriempleo, analiza la Fundación Germán Abdala, donde  “el 44 por ciento posee dos empleos; luego desciende al 17 por ciento con tres trabajos, y al 3 por ciento con más de tres”.

Este es un nuevo elemento de lo que los gremios llaman “el ataque perfecto” a los estatales: Bajos salarios, precarización laboral y hostigamiento mediático. Parte d la explicación de la multitarea de los empleados públicos es el aumento de un fenómeno alarmante: los “trabajadores pobres”, es decir, quienes con empleo formal están por debajo de la canasta de pobreza.

El trabajo de la Fundación Germán Abdala marca claramente los problemas que existen en el estado nacional respecto de los ingresos, que el informe aclara “no se identifican sesgos de género, edad, función o nivel salarial”. A su vez, “el 71 por ciento señala que está buscando otro trabajo”. Este porcentaje se incrementa entre quienes poseen un solo empleo, llegando al 77  por ciento. Sin embargo, “incluso entre quienes ya tienen un segundo trabajo, la búsqueda continúa en el 68  por ciento de los casos”.

Es decir, “tener un segundo empleo no desalienta de manera significativa la búsqueda de otro”. Solo el 42 por ciento del total expresa la voluntad de seguir trabajando en el Estado y hacer carrera en él. El resto “reconoce que su futuro laboral en la Administración Pública es incierto (32 por ciento) o que renunciará cuando encuentre un trabajo mejor. Estos valores indican que no siempre el empleo estatal constituye la actividad principal dentro del pluriempleo”.

Lejos de los supuestos acerca de un empleo público con estabilidad y solidez respecto a sus derechos e ingresos, los datos que presentan el marco general de la situación descripta indican que el 52 por ciento de quienes respondieron la encuesta posee un salario inferior al millón de pesos; mientras que, respecto a la relación laboral, solo el 58  por ciento se encuentra en planta permanente o transitoria”, destacó el reporte, al que tuvo acceso Data Gremial.

Esta problemática “no solo refleja las condiciones laborales de las y los trabajadores estatales, sino que, desde una perspectiva de políticas públicas, también impacta negativamente en las capacidades estatales”. “La necesidad de recurrir al pluriempleo para alcanzar un ingreso digno puede generar efectos adversos como el agotamiento físico y mental, el burnout, la frustración y una baja expectativa respecto al desarrollo profesional o la proyección en la carrera administrativa. Estas consecuencias no solo afectan a las personas trabajadoras, sino que también deterioran la calidad de las políticas públicas, al limitar la disponibilidad, la motivación y el compromiso en las tareas que el Estado debe garantizar”, concluyó el informe.

Consecuencias

Desde hace años en la Argentina la tendencia al pluriempleo crece. Este fenómeno se define como la situación en la que una persona posee más de un trabajo. Actualmente, se estima que más de 2.400.000 personas en nuestro país se encuentran en esa condición, representando el 16,6  por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA).

Esto se enmarca en” un deterioro generalizado de las variables del empleo en la Argentina: pérdida del poder adquisitivo, aumento del desempleo y la informalidad, retroceso de las normativas y de las protecciones laborales, entre otros; y de la proliferación de ofertas laborales desreguladas a través de la plataformización del trabajo. Todas ellas son marcas de la dinámica laboral argentina contemporánea”. El incremento del pluriempleo está asociado, principalmente, a los problemas de ingresos de los trabajadores.

En otras palabras, como marca la Fundación Germán Abdala: “con un solo salario no alcanza, por lo que es necesario obtener otro empleo. Dicho de otro modo, el crecimiento del pluriempleo refleja una relación cada vez más desfavorable entre la cantidad de horas trabajadas y la remuneración percibida”. Para los gremios, en el sector público el pluriempleo busca directamente “la destrucción del empleado estatal”. Javier Milei dijo que iba a destruir el Estado, para eso antes debe destruir al trabajadores que lo sostiene”, le dijo a Data Gremial un dirigente estatal, que evitó identificarse por miedo a represalias.

En este sentido, recalcó que “a la amenaza de despidos se suman las condiciones de precarización y los bajos salarios, una combinación muy difícil de sostener”. Esto hace que muchos trabajadores decidan dejar su cargo, como alertó a Data Gremial hace unos días el secretario Gremial y de Prensa de la Federación del Personal de Vialidad Nacional (FEPEVINA), Fabián Cattanzaro. En ese organismo, muchos empleados se fueron presionados por esta situación laboral.

Trabajadores pobres

Una de las cuestiones que empuja a los empleados, sean públicos o privados, al pluriempleo es los bajos salarios, que desde la asunción de Milei están perdiendo contra la inflación, contradiciendo el discurso oficial que afirma que se sacaron “12 millones de persona de la pobreza”. Un reciente estudio aseguró que son 4.500.000 los argentinos en esta situación, más de un 20 por ciento de la masa ocupada en la actualidad.

El trabajo refleja una “paradoja persistente”, según el análisis que se hace: aun con empleo, una parte creciente de la población no logra cubrir la canasta básica. Esta realidad se profundiza aún más si se usan otras canastas, como la que elaboran todos los meses los trabajadores del INDEC, que tiene el salario pretendido por una familia tipo muy cerca de los 2 millones de pesos. El informe sobre trabajadores y pobreza  fue elaborado por la sección Social-Laboral de la Fundación Mediterránea, y advierte sobre la magnitud del problema. Según el estudio, “uno de cada cinco trabajadores argentinos es pobre”. La tasa de pobreza entre los ocupados alcanza el 21,6 por ciento, lo que equivale a 4.500.000 de personas sobre un total de 21 millones de trabajadores.

Entre los desocupados, la pobreza trepa al 58,9 por ciento, confirmando el impacto directo de la falta de empleo en la vulnerabilidad social. Pero el dato más preocupante es que tener trabajo tampoco “exime de la pobreza, especialmente en el caso de los empleos informales o de baja productividad”.

En tanto, el 40,5 por ciento de los independientes no registrados y el 37,5 por ciento de los asalariados informales viven por debajo de la línea de pobreza. Incluso dentro del trabajo formal, persisten sectores con altos niveles de vulnerabilidad. Un ejemplo es el servicio doméstico, donde los bajos salarios limitan “la posibilidad de superar la pobreza”. El estudio también subraya las desigualdades regionales. En provincias donde más de la mitad del empleo es informal, la pobreza laboral se intensifica. Tucumán (58 por ciento), San Juan (57 por ciento), Salta, Santiago del Estero y Formosa (todas con 52 por ciento) encabezan el ranking de mayor informalidad.