Después de siete meses de parálisis, la Secretaría de Trabajo, dependiente del Ministerio de Capital Humano, reactivó este miércoles la sesión del Consejo del Salario para actualizar el haber mínimo, hoy fijado en 322 mil pesos. Pese a la expectativa que había por la vuelta del organismo, el encuentro terminó igual que en las reuniones anteriores, con posiciones totalmente enfrentadas y sin acuerdo. Los empresarios ofrecieron apenas mil pesos de incremento, lo que fue rechazado por los gremios. Ante la falta de intervención del gobierno, la suba se define por decreto, y se espera que sea muy similar a la llevada por las patronales.
Las cámaras empresarias pusieron sobre la mesa una oferta mínima, un incremento de 4 mil pesos y un sendero en cuotas para llevar el salario a 349 mil pesos recién en abril de 2026. Del otro lado, los gremios patearon la discusión muy arriba. La CGT pidió llevarlo a 512 mil pesos de inmediato y a 553 mil pesos en abril, postura que acompañó una de las dos CTA. La otra, la CTA Autónoma, fue todavía más allá y reclamó elevar el piso a 736 milpesos. Ante tanta brecha, el Gobierno optó por frenar la discusión y llamar a un cuarto intermedio.
Desde que comenzó la gestión de Javier Milei, el Consejo del Salario no logró consensuar una sola actualización y todas las subas se definieron por decreto, siempre por debajo de la inflación. La convocatoria fue oficializada tras una cautelar presentada por la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores hacia la ministra Sandra Pettovello. En ella, los gremialistas exigen que el encuentro sea presencial y no virtual, como quiere el gobierno de Milei, que se ampara en un decreto de la época de la pandemia. En la solicitud, las dos CTA contemplaron que no existe “ninguna razón objetiva que justifique que esta importante institución tripartita del trabajo funcione de forma virtual”, y alegaron que una reunión vía Zoom “dificultaría” la discusión por el salario mínimo.
Clima tenso
El regreso del Consejo del Salario se dio en un clima tenso. En rechazo a la virtualidad y al deterioro del ingreso, las dos ramas de la CTA Autónoma se movilizaron hacia la sede de Trabajo, que conduce Julio Cordero. Además, esta cita marcó el debut del nuevo triunvirato de la CGT integrado por Jorge Sola, Octavio Argüello y Cristian Jerónimo, aunque por la central obrera también participaron Héctor Daer y Pablo Flores.
Durante todo 2024 hubo cuatro encuentros del Consejo del Salario, y en todos pasó lo mismo: sin consenso entre sindicalistas y empresarios, fue la Secretaría de Trabajo la que terminó aplicando su propio laudo. La última reunión, el 29 de abril de 2025, terminó calcando ese esquema, y todo indica que la historia podría repetirse.
El secretario general de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, sostuvo que “una vez más, el Gobierno, en acuerdo con la UIA, CAME, la Asociación de Empresarios Argentinos y la Sociedad Rural, impidió alcanzar una mejora real del Salario Mínimo, Vital y Móvil, habilitando que el Ejecutivo decida por decreto con el despotismo habitual de estos dos años”.
Pérdida
En paralelo, un informe del CIFRA de la CTA de los Trabajadores volvió a poner números sobre el derrumbe del salario mínimo. “Las cinco reuniones del Consejo en esta gestión finalizaron sin acuerdo y los aumentos nominales fueron prácticamente idénticos a la propuesta empresaria”, señala. El documento detalla que esas decisiones no solo no recuperaron lo perdido tras la devaluación, sino que “continuaron erosionando” el poder de compra.
CIFRA remarca que el salario mínimo de octubre de 2025 se ubicó 45,6 por ciento por debajo del nivel real de noviembre de 2019 y 58,4 por ciento por debajo de noviembre de 2015. Y aporta un dato más que golpea: “Si no hubiese perdido poder adquisitivo a lo largo de esta década, debería estar cerca de los 760 mil pesos”. Además, el informe subraya que el monto actual “representa menos de una quinta parte del salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado” y que incluso se encuentra por debajo de los valores que rigieron en gran parte de los años ‘90 y en la crisis final de la convertibilidad.