En la víspera de una nueva reunión del Consejo de Mayo, la dirigencia de la CGT ultimaba los detalles de la postura de rechazo a la reforma laboral que busca aprobar el gobierno de Javier Milei en las sesiones extraordinarias del Congreso. Según se pudo, el jefe de la UOCRA, Gerardo Martínez, que es el representante del sindicalismo en el Consejo de Mayo, mantuvo ayer martes conversaciones con distintos dirigentes para definir una postura común, que no logró corporizarse. Lo que si se lograron es una serie de reuniones con otros sectores, para fortalecer la postura de los gremios.
El jefe de la Unión Ferroviaria, Sergio Sasia, quien no se muestra reacio a una reforma siempre y cuando no se modifiquen los convenios colectivos de trabajo, buscaba acercar posturas con Martínez en pos de llegar a una posición unificada en la antesala de la reunión. Sasia ya había declarado que la CGT debe tener una agenda “ofensiva” para discutir la reforma laboral con el Gobierno y el sector empresario.
El Consejo de Mayo se reunirá hoy miércoles a las 11.30 por última vez en el año para avanzar en la presentación de los proyectos legislativos que surgieron del Pacto de Mayo firmado en la provincia de Tucumán, y en medio de las negociaciones encaradas por el Presupuesto 2026 y las reformas laboral e impositiva.
Cronograma
Según se supo, el Poder Ejecutivo se cuida de evitar filtraciones del contenido de la “modernización laboral”, como la definen, por lo que se apuesta a demorar el envío de los textos en los que trabaja el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Ante la falta de acuerdo con la CGT, los gobernadores y los empresarios sobre el contenido de la reforma laboral e impositiva, el Gobierno fijó el 14 de diciembre como fecha última para la presentación del primer borrador que intentará convertir en ley durante el verano del 2026.
El cronograma de la Casa Rosada para las sesiones extraordinarias apunta a sesionar a partir de de diciembre con el objetivo de aprobar el Presupuesto 2026 antes de fin de año. Y en febrero retomar las extraordinarias para debatir la reforma laboral, impositiva y penal. Este martes se inicia la última semana de sesiones ordinarias, que finalizan el 30 de noviembre, y luego Milei deberá convocar por decreto con un temario que sólo puede fijar el Poder Ejecutivo Nacional.
Mientras la paciencia de la CGT y de algunos gobernadores comienza a agotarse ante la falta de precisiones sobre los proyectos que el Presidente pondrá a consideración del Congreso, en el Consejo de Mayo celebrarán un encuentro acotado ante las recientes filtraciones sobre el presunto contenido de la reforma laboral que generaron tensión en el gabinete. El jueves pasado, en Parque Norte, se realizó un encuentro del Consejo Federal de Inversiones. Allí se produjo una foto de ato impacto político. Axel Kicillof compartió panel con gobernadores no peronistas como Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Carlos Sadir (Jujuy) y Alfredo Cornejo (Mendoza).
Cumbre con CGERA
Desde el lado empresario, la reunión busca avanzar en un consenso sobre reformas clave que impactan tanto a empleadores como a trabajadores. Según el comunicado, este miércoles la CGT se reunirá con los representantes de la Confederación Empresarial de la República Argentina (CGERA), junto a otras entidades invitadas. La CGERA representa a más de 40 cámaras sectoriales distribuidas por todo el país, con un fuerte enfoque en empresas pyme de industria, servicios y producción. Su misión, según explica en su sitio, es “participar en todos los espacios donde se debatan políticas e iniciativas relacionadas con las pequeñas y medianas empresas” para defender su desarrollo.
Desde la CGT, la iniciativa marca un gesto hacia el diálogo social: reconocer que los problemas productivos de las pymes impactan directamente en el empleo. En encuentros anteriores entre ambas organizaciones, el presidente de CGERA, Marcelo Fernández, ya había señalado que “es imposible para los empresarios absorber” aumentos salariales “en un contexto de altas tasas de interés, apertura de importaciones … con baja de consumo y de actividad”.
Los dirigentes sindicales coinciden con esa lectura: una industria débil arroja más desempleo, y una presión impositiva o logística elevada puede poner en riesgo no solo la rentabilidad de las empresas, sino también la continuidad del trabajo. En ese sentido, fuentes de la CGT estiman que el encuentro puede servir para “sentar las bases de una mesa de producción” con participación activa de las pyme.