En un clima de tensión y movilización, trabajadores y sindicatos aeronáuticos realizaron un abrazo simbólico al Centro de Instrucción Perfeccionamiento y Experimentación (CIPE) para defender su continuidad y la de sus 35 puestos de trabajo. La actividad se desarrolló el 30 de abril en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, coincidiendo con el 67º aniversario de este ícono de la aviación argentina.
Una historia de 67 años en peligro
El CIPE, fundado durante la presidencia de Arturo Frondizi, ha sido un referente nacional e internacional en la formación de profesionales aeronáuticos. Sin embargo, enfrenta su momento más crítico debido a la falta de comunicación oficial sobre su futuro y a lo que los sindicatos denuncian como una política de desinversión impulsada por las autoridades libertarias de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). “La historia, la dignidad y la posibilidad de crecer como profesionales aeronáuticos no se negocia”, enfatizaron los manifestantes.
El abrazo simbólico contó con la participación de diversos dirigentes sindicales, como Mercedes Cabezas (Secretaria General Adjunta de ATE), Edgardo Llano (Secretario General de APA), Paola Barrita (Secretaria General de ATEPSA), Carla Mancini y Marcelo Belelli (referentes del sector en el aeropuerto de Ezeiza y ATE Seccional Eze-EE-SV), y Verónica Espósito y Alejandro Kogan (Aeronavegantes), entre otros. También asistieron trabajadores actuales y anteriores del CIPE, junto a alumnos y exalumnos que reivindicaron el prestigio del centro.
Formación aeronáutica pública bajo amenaza
El CIPE ha sido un espacio clave para el desarrollo de competencias en el sistema aerocomercial. Desde controladores de tránsito aéreo hasta especialistas en seguridad aeroportuaria, la institución ha garantizado durante décadas la formación de profesionales calificados, promoviendo la soberanía tecnológica y la seguridad operacional en Argentina.
El desmantelamiento del CIPE representaría, según ATE, un retroceso en la capacidad del Estado para regular y supervisar el sistema aeronáutico. Además, generaría un vacío difícil de llenar en la formación pública y soberana. “Defender el CIPE es defender la seguridad aérea y el trabajo calificado”, remarcaron los sindicatos.
Unidad sindical contra la privatización
Los sindicatos también alertaron sobre posibles intentos de privatizar el CIPE. “La entrega de una institución estratégica como esta a intereses privados sería una traición al bien común”, expresaron. Para los manifestantes, la desinversión y la incertidumbre responden a un modelo que privilegia intereses empresariales en detrimento del interés público.
El canto “¡El CIPE no se vende!” resonó en las puertas del centro como un llamado a la acción colectiva. En este contexto, ATE declaró el estado de alerta y movilización, instando a la sociedad a unirse en defensa del CIPE.
Un futuro incierto, pero una lucha decidida
El destino del CIPE es un símbolo de la disputa por el rol del Estado en sectores estratégicos. La batalla por su preservación trasciende el ámbito laboral y se convierte en una causa nacional que reivindica la soberanía tecnológica, la seguridad operacional y el acceso equitativo a la formación de calidad.
“No daremos marcha atrás”, afirmaron los trabajadores. La lucha por el CIPE representa una apuesta por un modelo de desarrollo que priorice el interés público y la excelencia en la aviación nacional.