Alrededor de 300 trabajadores de Tía Maruca, la marca de galletitas que produce la compañía Dilexis, volvieron a estar inmersos en la inquietud, ya que desde el lunes pasado los propietarios decidieron paralizar la producción por una semana en su planta ubicada en la provincia de San Juan y otorgaron vacaciones forzosas a gran parte del personal, salvo a algunos operarios convocados para tareas específicas.
Aunque la versión oficial indicó que la decisión se tomó estrictamente por trabajos de montajes y mantenimiento, circuló, entre los empleados, el rumor que señalaba que buscan reducir costos operativos en un escenario donde “las ventas están por el piso”.
El área de Recursos Humanos de la empresa, cuya planta está en Albardón, comunicó que “se paró esta semana la producción para hacer trabajos de montajes y mantenimiento, con el objetivo de hacer más productiva a la planta”. “Para esto, nos aseguramos de contar con stock suficiente y además se aprovechó para dar la semana como vacaciones al personal”, afirmó.
Además, aseguró que la interrupción en la elaboración “fue planificada”, al tiempo que la relacionó “con mejoras en las líneas de producción, nada tiene que ver con el consumo ni situación económica”.
El freno a la actividad reavivó los temores de los trabajadores, que ya habían atravesado semanas de tensión por las dificultades financieras de la compañía en mayo pasado.
No obstante, medios locales remarcaron que accedieron a un audio de un representante de Recursos Humanos de Dilexis, donde reconoció “un mes con ventas por el piso”. Por eso, dejaron trascender que las vacaciones forzadas serían un intento de reducir costos operativos y comercializar el producto existente.
Sueldos atrasados
En ese contexto, a los empleados también se les informó sobre el retraso del 50% de la primera quincena de agosto, que asciende a 86.400.000 pesos, cuyo pago original se postergó una semana.
La empresa reconoció dificultades para facturar y cobrar, lo que afecta su capacidad de cumplir con obligaciones financieras. La Subsecretaría de Trabajo de San Juan confirmó a Diario Huarpe la existencia de irregularidades en el pago de sueldos.
Asimismo, revelaron que autoridades de la casa central de Dilexis confirmaron que hace diez días terminaron de pagar el 50% de lo que correspondía a la segunda quincena de julio y que adelantaron que recién la semana siguiente, prometiendo que será antes del viernes, pagarán el 50% de la primera quincena de agosto.
Por otro lado, el portal de noticias sanjuanino Huarpe publicó que la compañía analiza alternativas para enfrentar la crisis y reorganizar el esquema laboral, bajo la intensión de preservar la producción de galletitas, que abastece a gran parte del mercado nacional, y evitar un deterioro mayor en las cuentas internas.
Igualmente, desde la gerencia remarcaron a los trabajadores que no existen riesgos de cierre ni despidos masivos, aunque admitieron que la situación comercial obliga a revisar gastos y replantear turnos de trabajo.
La planta de Albardón funciona bajo un esquema de tres turnos diarios que hasta ahora garantizaba continuidad en la producción. Con la parada técnica, se interrumpirá por completo la actividad fabril.
Un problema de arrastre
El panorama actual hace revivir los momentos más tensos del conflicto de mayo, donde el propio CEO de Dilexis, Pablo Tamburo salió a realizar declaraciones en las que reconoció atrasos, pero los contextualizó a pocos días y negó la existencia de deudas acumuladas. “Nos hemos atrasado, sí, pero hablamos de unos pocos días, no de meses. Y siempre lo comunicamos a los trabajadores. No debemos nada”, mencionó en su momento.
También, descartó un cambio de manos de la empresa. “No estamos pensando en vender, ni en irnos. Nos tienen que sacar muertos de ahí. Esta planta está viva y creciendo. Tenemos desafíos, no problemas. Y si algún inversor quiere apostar a esto, bienvenido. Porque lo que necesitamos ahora es capital para seguir creciendo”, recalcó.
Esos dichos formaron parte del escenario de mayo, cuando la tensión estaba centrada en los incumplimientos salariales puntuales. Luego de esas declaraciones, fuentes gremiales y de la propia empresa coincidieron en que al 31 de julio no existían deudas salariales, lo que había aportado cierta calma. Sin embargo, la reciente decisión de frenar la producción reinstaló la preocupación.