Con los salarios congelados desde febrero, las empleadas domésticas aguardan por un nuevo incremento que cubra el costo de vida

En un contexto donde el rubro sufre una profundización en la desocupación y precarización, la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares convocó a una nueva reunión para acordar un futuro aumento.

Jueves, 10 de julio de 2025 12:22

Los salarios del personal doméstico no son actualizados desde febrero de este año, lo que generó una gran pérdida del poder de compra para las empleadas y empleados de este rubro, debido al fuerte impacto que tuvo la inflación durante el primer semestre del año. 

Para paliar esta problemática, la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares convocó a una nueva reunión para llevar adelante una revisión en las remuneraciones de cara a la segunda mitad del año. 

El encuentro tendrá lugar el próximo lunes 14 de julio en la sede de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. 

El cónclave buscará revertir la grave situación del personal doméstico, cuyo último y único incremento fue en febrero, que alcanzó el 2,5%.  De esta manera, las remuneraciones están notoriamente por debajo de la inflación que acumula un alza del 13,3% en los primeros cinco meses del 2025.

En la convocatoria de la próxima semana, se prevé que se definirán un nuevo aumento para los próximos meses buscando compensar parte de la pérdida de poder adquisitivo frente a la variación de los precios en lo que va del año.

 

Los sueldos actuales del personal para tareas generales (limpieza, lavado, planchado, mantenimiento, comidas simples) son de $351.233 con retiro y $390.567 por mes sin retiro.

Muy lejos de otros rubros, de hecho, a modo de ejemplo, y siempre de acuerdo con datos oficiales, el ingreso promedio de un trabajador de Energía, Minería e Hidrocarburos supera en más de cinco veces el ingreso promedio de una trabajadora de casa particular.

En abril de este año, el salario real del empleo privado relevado por el SIPA (considera jornada laboral más extras) evidenció una caída mensual del 1,6%, acumulando tres meses consecutivos a la baja y ubicándose en niveles similares a noviembre de 2023, es decir, sin recuperar lo perdido en este tiempo.


Un vacío 

La ausencia de un acuerdo generó que muchos empleadores comenzaran a abonar sumas adicionales “a cuenta de futuros aumentos” o ajustadas por inflación, los cuales figuraban en los recibos de sueldo. 

Esta práctica, aunque voluntaria, se extiende en zonas urbanas y apunta a evitar una pérdida significativa de poder adquisitivo para las trabajadoras, dado el arraigo del atraso salarial. 

En paralelo, se difundió el pago de viáticos para cubrir los aumentos en el transporte público, aunque este beneficio no aparece en la reglamentación y depende de cada empleador.

Destrucción de fuentes de trabajo 

Los magros ingresos acentúan más la debacle del nivel de ocupación en el sector. De hecho, exhibe que es el más bajo para la última década, incluso inferior a la pandemia: se contrajo un 12%, es decir más de 58.000 puestos menos comparado con el pico registrado en febrero del 2020, cuando superó los 500.000 registrados. Desde que asumió como presidente de la Nación, Javier Milei, se perdieron 22.000 puestos, en un contexto de informalidad  que alcanza el 77%.

Dicha situación de precarización se vio impactada por la reforma laboral impulsada por el Gobierno, que incluyó la eliminación de las multas a empleadores que no cumplían con el registro formal de los empleados; por  la desactivación del programa nacional Registradas que buscaba promover la formalización en el sector y por el fin de las moratorias.

Asimismo, una de cada tres jefas de hogar con hijos tuvo que endeudarse para llegar a fin de mes en este último tiempo.