A partir del 14 de diciembre, la multinacional Mondelez paralizará su producción por primera vez en su historia, un plan que incluye anticipar las vacaciones y dar licencias a sus 2.300empleados de la planta de la localidad de Pacheco. Según su argumento, la firma tiene “sobrestock” y las ventas acumulan una caída de 13 mil toneladas en lo que va del año. De esta firma, la tradicional firma –que produce en el país Oreo, Pepitos y Milka –se suma a una larga lista de víctimas de la crisis industrial que está generando el modelo libertario. La situación sigue empeorando a medida que pasa el tiempo, y amenaza con cerrar el 2025 con números record en materia de despidos y plantas cerradas.
Ante esto, los gremios industriales vienen reclamando un cambio de rumbo al gobierno de Javier Milei, para frenar el “industricidio” que no para de creer. Ante la falta de respuesta, decidieron hacer una convocatoria a diversos sectores para crear una especie de “polo de la producción”, que comience a trabajar en la defensa de las distintas industrias del país, que hoy viven bajo amenaza. Así lo definieron los integrantes de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), que llamaron a realizar un congreso que sirva de “piedra basal” de este espacio de resistencia. Además, elaboraron un durísimo documento donde se habla de “desindustrialización inducida” como la principal característica de las políticas de la gestión libertaria.
En el marco de un congreso para renovar autoridades, la CSIRA hizo un duro diagnóstico de cómo el modelo que impulsa el gobierno nacional afecta a todo el aparato industrial del país. Entre quienes participaron de la cumbre de esta semana estuvieron el titular del gremio del Vidrio y co-secretario general de la CGT, Cristián Jerónimo, el líder de la UOM, Abel Furlán, Héctor Laplace (AOMA), entre otros dirigentes del sector industrial. En la misma, Ricardo Pignanelli (SMATA) fue reelegido como conductor del espacio.
Además de desplegar el drama que vive el sector, el texto al que tuvo elaborado por los gremios industriales establece una serie de propuestas, entre ellas la convocatoria a la realización de lo que llamaron Congreso de la Producción, Trabajo y Calidad de Vida, para “defender las capacidades productivas y construir un horizonte de desarrollo nacional”. Para la entidad, la reacción ante esta crisis “no puede ser fragmentada ni sectorial”. “La magnitud del desafío exige una respuesta nacional y transversal, capaz de reunir a los sectores comprometidos con el desarrollo”, resaltaron en el documento, al que tuvo acceso Data Gremial. La defensa de la industria argentina “debe convertirse en un proyecto colectivo, sustentado en la convicción de que sin producción no hay futuro, sin trabajo no hay justicia social y sin industria no hay soberanía económica ni desarrollo posible”.
Para la dirigencia, es fundamental este llamado, ya que la crisis productiva y del empleo avanza, lo que definen como un “industricidio anunciado”. “Llamamos a la realización de un Congreso de la Producción el Trabajo y la Calidad de Vida, una iniciativa para unir a los trabajadores y trabajadoras de todas las ramas industriales con empresarios nacionales, las pymes, el cooperativismo, las universidades y todos aquellos sectores convencidos de que sin industria no hay Nación”, le comentó a Data Gremial el titular de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), Héctor “gringo” Amicchetti.
La idea de este encuentro es “replicar aquel Congreso de la segunda presidencia de Juan Domingo Perón organizado para fortalecer la industria apuntalando un proyecto soberano de nación, aunque en este caso será para enarbolar el mismo objetivo frenando el ‘industricidio’ que ha puesto en marcha el gobierno cipayo encabezado por Milei”. En este sentido, CSIRA sostiene que la situación actual “trasciende una simple recesión económica”, interpretándola como una “desindustrialización inducida” que resulta de una orientación económica que ya se aplicó en períodos anteriores como la dictadura militar de 1976 con José Martínez de Hoz como ideólogo económico, la convertibilidad de los ’90 y el ciclo 2016-2019. Este camino, advierten, “destruye capacidades productivas y tecnológicas que son muy difíciles de reconstruir”.
Panorama desolador
El documento de los gremios industriales traza un panorama realmente desolador. En este sentido, se subraya un peligroso desacople: “mientras sectores como las finanzas y la energía muestran cierto dinamismo, la producción manufacturera continúa cayendo”. La industria acumula una contracción promedio del 9,5 por ciento en lo que va de 2025 en comparación con el mismo período de 2023. La entidad sindical critica que promesas como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) se enfocan en sectores extractivos, con escasa capacidad de generar valor agregado y empleo en el resto de la economía. Los sindicatos resaltan la “dramática caída en el empleo industrial como la prueba más contundente de la emergencia”. Desde la asunción del actual gobierno, recogieron, el empleo industrial registrado “cayó en 16 de 21 meses, resultando en la pérdida de más de 42 mil puestos manufactureros”. A esto se suma la destrucción de más de 125 mil puestos de trabajo en el sector informal.
La crisis se manifiesta en el cierre de fábricas, la suspensión de líneas de producción y el reemplazo de producción nacional por bienes importados. Según el comunicado, casi 2 mil empresas industriales cerraron desde noviembre de 2023. “Estamos perdiendo no solo fábricas, sino futuro”, enfatiza CSIRA, al señalar que la destrucción del tejido industrial implica la pérdida silenciosa de saberes, redes de proveedores y mercados que tardaron décadas en construirse. El documento se muestra sumamente preocupado por la decisión del gobierno de “renunciar abiertamente a la política industrial, llegando a disponer el cierre de la Secretaría de Industria y la Secretaría Pyme”.
Además, la CSIRA rechazó el acuerdo comercial con Estados Unidos, que el presidente y sus funcionaron festejaron pero que no dieron detalles de su contenido. Más que un acuerdo, analizaron, “se trata de un contrato de adhesión, en el que Argentina asume compromisos regulatorios, reducción de aranceles y concesiones estratégicas a cambio de promesas débiles y beneficios inciertos”. “Estados Unidos obtiene ventajas comerciales, acceso preferencial a sectores clave y alineamiento geopolítico, mientras que nuestro país renuncia a instrumentos esenciales de desarrollo industrial”, recalcaron.
Industria automotriz
Para entender el impacto de esta realidad, el “industricidio “no sólo tiene una larga lista de empresas afectadas, sino sectores absolutamente en crisis. En el caso de la automotriz, una de las más pujantes de los últimos años, volvió a mostrar señales de enfriamiento en noviembre. Con menos días hábiles y una actividad más lenta en varias terminales, la producción nacional “retrocedió con fuerza y acumuló uno de los meses más flojos del año”. Así lo marco un reciente informe de ADEFA, que confirmó que noviembre cerró con 37.961 vehículos producidos, un volumen que quedó 19,6 por ciento por debajo de octubre y 29,3 por ciento abajo del mismo mes del 2024. El mes tuvo sólo 18 días hábiles, cuatro menos que octubre, lo que impactó directamente en el total final.
Más allá del menor calendario, la caída también se refleja en el desempeño diario, destacó el informe. El promedio de unidades fabricadas por jornada pasó de 2.147 vehículos en octubre a 2.109 en noviembre, una baja real del 1,8 por ciento entre ambos meses. En tanto, las terminales exportaron 31.248 unidades, lo que implica un crecimiento de 5,5 por ciento frente a octubre, aunque todavía un 3,1 por ciento de retroceso interanual. En el acumulado del año, las exportaciones suman 260.681 vehículos, un nivel 9,5 por ciento por debajo del 2024, con un frente externo cada vez más desafiante, especialmente por la menor demanda de Brasil. En cuanto a las ventas a concesionarios, noviembre cerró con 35.249 unidades, una baja de 21,3 por ciento respecto de octubre y un descenso de 12,1 por ciento frente a noviembre de 2024.