Uno de los argumentos usados por el gobierno nacional para impulsar con mucha fuerza el proyecto de la reforma laboral es la lucha contra la informalidad. El trabajo no registrado o irregular tuvo picos enormes luego de la crisis del 2001, una importante reducción durante las primeras gestiones del kirchnerismo, pero desde hace años está estancado, como si fuera un núcleo duro que no se puede romper. De hecho, los datos oficiales muestran que existe un aumento del empleo precario, que explica la leve baja de la desocupación que informó hace unos días el INDEC. En este sentido, otro informe confirma que la no registración en la era de Javier Milei, mostrando que las medidas que trajo incluso antes de esta reforma –a través del DNU 70 y la Ley bases –no generaron empleo genuino. El sector más castigado es el de los trabajadores jóvenes, que casi duplica la informalidad que el promedio nacional. Así lo alertó el último relevamiento del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que precisó que la informalidad laboral “afecta al 43,3 por ciento del total de los trabajadores del país”.
En el caso de los asalariados, la tasa se ubicó en el 36,7 por ciento, mientras que entre los trabajadores independientes trepó al 64,7 por ciento. En tanto, según el estudio, correspondiente al segundo trimestre de 2025, la tasa de informalidad entre jóvenes de 16 a 24 años alcanzó el 67 por ciento, casi 24 puntos porcentuales por encima del promedio general. “Esto implica que casi 7 de cada 10 jóvenes trabajadores no cuentan con protección laboral, previsional ni de seguridad social”, subrayó el informe, al que tuvo acceso Data Gremial.
La informalidad ya alcanza a más del 40 por ciento del empleo total, lo que pone en duda los argumentos de la gestión libertaria, que suele decir que eliminar algunas leyes protectoras permitirá generar empleo. “Cuatro de cada diez trabajadores se encuentran en empleos no cubiertos por la legislación laboral, impositiva o de la seguridad social”, señaló la presentación de la UBA, que alertó sobre el impacto estructural del fenómeno en los ingresos y las condiciones de vida.
El informe también remarcó que la informalidad es más elevada al inicio y al final de la vida laboral. En el grupo de 65 años o más (60 en el caso de las mujeres), la tasa alcanza al 53 por ciento, mientras que entre los trabajadores de 45 a 64 años se registra el nivel más bajo, con un 34,6 por ciento.
Esta dinámica evidencia que “la precariedad laboral no solo afecta a los jóvenes, sino también a quienes continúan trabajando en edades avanzadas por necesidad económica”. En tanto, la informalidad femenina supera a la masculina en casi todos los grupos etarios, con una única excepción: el segmento de jóvenes de 16 a 24 años, donde los varones presentan la tasa más elevada, con un 67,3 por ciento.
Otro dato clave es la relación directa entre informalidad y nivel educativo. Mientras que entre los trabajadores con educación universitaria la tasa fue del 17,8 por ciento, entre quienes cuentan con educación intermedia ascendió al 43 por ciento, y alcanzó el 65,1 por ciento entre aquellos que no completaron el nivel secundario. “Los trabajadores con menor capital humano tienen una probabilidad de informalidad casi cuatro veces mayor que quienes alcanzaron niveles educativos más altos”, concluyó la UBA.
En paralelo, el INDEC informó que la tasa de desocupación del tercer trimestre de 2025 fue del 6,6 por ciento, lo que representó una baja frente al 6,9 por ciento interanual y un descenso de un punto respecto del trimestre anterior. Sin embargo, la mejora no se explicó por la creación de empleo registrado.
Por el contrario, el organismo estadístico confirmó que el crecimiento del empleo se dio casi exclusivamente en puestos informales y cuentapropistas. La tasa de informalidad subió 0,7 puntos porcentuales interanuales, lo que equivale a 201 mil nuevos trabajadores informales, y aumentó en 138.000 personas respecto del segundo trimestre de 2025.
Debate
El impacto de la informalidad entre los jóvenes puede verse a diario, cuando ese verdadero ejército de repartidores, en bicicleta o moto, recorrer las calles entregando paquetes, en condiciones que todavía no fueron reguladas. Y que la reforma laboral del gobierno nacional no quiere cambiar, todo lo contrario. Según los principales análisis de los especialistas es que los cambios propuestos para el sector “profundiza la precarización”.
De acuerdo con la iniciativa oficial, la propuesta garantiza “libertad de conexión”, seguros de accidentes personales y otros derechos, aunque los repartidores y conductores deberán inscribirse en ARCA y aportar como monotributistas. El espíritu de la reforma es que estos trabajadores accedan a ciertos derechos, como seguros viales, sin que ello implique una relación laboral de dependencia.
El debate sobre esta propuesta genera distintas miradas, sobre todo porque en la actualidad los empleados están en situación de indefensión, pero los cambios parecen no solucionar eso.
Desde el Sindicato de Trabajadores de Reparto por Aplicaciones (SiTraRepA), uno de los gremios del sector, rechazan la propuesta del oficialismo, según le confirmaron a Data Gremial. “No tenemos ningún derecho ahora, y la reforma no trae un cambio. Lo primero que dice el proyecto es que no existe relación laboral, por eso lo rechazamos”, agregaron las fuentes consultadas. Además, no pone límites a las horas de trabajo, que hoy están por encima de las 12 horas para alcanzar un salario promedio.
Feriantes
Otro de los sectores de informales que viene movilizando para garantizarse los derechos mínimos de los trabajadores son los feriantes y comerciantes callejeros. Este colectivo también rechaza la reforma laboral libertaria, según adelantaron desde el Sindicato Único de Trabajadores de Ferias de la República Argentina (SUTFRA), que marchó la semana pasada junto a la CGT y otros sectores, para reclamar “una reforma laboral inclusiva, el reconocimiento pleno de los trabajadores informales y su incorporación a las instancias de diálogo sobre el futuro del trabajo”. “Los trabajadores informales tenemos derechos”, señalaron desde SUTFRA en un comunicado, en el que reclamaron acceso a la formalidad en condiciones justas y acordes a la realidad del sector.
En ese sentido, advirtieron que millones de trabajadores informales son parte central de la economía popular y que no puede pensarse un modelo de crecimiento y desarrollo sin su inclusión.
Desde el sindicato subrayaron que la exclusión histórica del sector de los debates estructurales sobre el trabajo profundiza la desigualdad. “Sin nuestra voz, el país no crece”, afirmaron, y denunciaron que las decisiones sobre reformas laborales se toman sin contemplar la realidad de quienes sostienen gran parte de la actividad económica en la informalidad. Uno de los principales reclamos de SUTFRA es ser incorporado a las mesas de diálogo sobre la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional.
“Nada sobre nosotros sin nosotros”, expresaron, al exigir participación real en discusiones que impactan directamente en sus condiciones de vida y de trabajo. Desde la organización también rechazaron cualquier iniciativa que “profundice la precarización y defendieron la necesidad de una reforma laboral inclusiva, que reconozca a los trabajadores informales, garantice derechos básicos y permita avanzar hacia un futuro con trabajo digno”.