Trabajadores de la planta que Coca‑Cola Andina posee en Córdoba denunciaron despidos sin causa que, según afirman, responden a una estrategia de persecución gremial en la antesala de las elecciones de delegados previstas para septiembre.
Pablo Ibarra, uno de los cesanteados y exdelegado durante dos años, explicó que la medida afectó a cinco trabajadores, cuatro de ellos con participación directa en las asambleas internas y actividades sindicales. “Esto derivó en una intentona de meterle miedo a la gente y que no participe en las próximas elecciones a delegados”, sostuvo en diálogo con AM 750.
El trabajador también denunció que la empresa envía supervisores a controlar quiénes participan en las asambleas. “Claramente hay una persecución”, aseguró el dirigente despedido.
Críticas a la conducción de Sutiaga por levantar una medida de fuerza
Ibarra también cuestionó duramente el rol de la conducción cordobesa del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas y Afines (Sutiaga), que encabeza Jorge Campos. Según explicó, luego de que los trabajadores votaran una medida de fuerza consistente en dos horas de paro por turno hasta que interviniera el Ministerio de Trabajo, la dirigencia sindical de la seccional del sindicato levantó la medida unilateralmente, desoyendo lo resuelto por la asamblea.
“Desde el sindicato dijeron que era una medida de una sola jornada, pero eso no fue lo que se decidió en la asamblea. Eso desmoviliza y deja a los compañeros expuestos”, lamentó.
El malestar entre los trabajadores se incrementó, ya que, además de los despidos, perciben un vaciamiento de su representación gremial, en un momento en que era crucial consolidar la organización colectiva ante el accionar de la empresa.
Un golpe que afecta a las familias trabajadoras
En un contexto económico recesivo, los despidos no solo implican pérdida de empleo, sino también un duro golpe social. “Gracias a Dios tengo un oficio, soy tatuador, y puedo volver a eso. Me pagaron el 100 % de la indemnización y eso me da algo de aire”, relató Ibarra. Pero advirtió que otros compañeros están en situaciones mucho más vulnerables.
“Una compañera con tres años de antigüedad, madre soltera con cinco hijos, fue dejada en la calle sin piedad. Esas cosas duelen mucho”, expresó.
Visibilización del conflicto y próximos pasos
Los trabajadores despedidos comenzaron a organizarse de manera autónoma, con el objetivo de visibilizar la situación y buscar apoyo entre sindicatos, organizaciones sociales y referentes políticos. Denuncian que los despidos buscan condicionar el proceso electoral interno y debilitar la participación gremial.
“Esto no se termina acá. Vamos a seguir adelante con la lucha. Queremos que se sepa lo que pasa dentro de la planta y que no se naturalice este tipo de persecuciones”, cerró Ibarra.