A partir de esta semana, cerca de 600 operarios de la empresa de alimentos Georgalos serán suspendidos por turnos rotativos, bajo el argumento de la baja de las ventas, en especial en el mercado interno. La empresa que produce el tradicional postre Mantecol ya había realizado despidos arbitrarios durante el año, en el marco de los intentos por cambiar las condiciones de trabajo, que fueron resistidas por la Comisión Interna. Ahora, la firma avanza en este nuevo plan de ajuste, pese a que otras versiones hablan de una facturación futura de 230 millones de dólares, que empujará un importante crecimiento en la firma. Más allá de la polémica, el caso de Georgalos no es aislado. La industria alimenticia sigue avanzando de la mano del escenario de recesión, una realidad que afecta a todos los rubros. En la cuenca lechera del país, firmas como SanCor están en proceso de experimentando una baja en la facturación que pone en peligro a la cooperativa que fue una de las más grandes del país. Lo mismo pasa con la avícola Tres Arroyos, que volvió a retrasarse en el pago de salarios.
Los datos muestran que la retracción pone en peligro miles de puestos de trabajo, y genera alarma por el impacto en el humor social. En un reciente encuentro, se propuso la creación de empresas estatales de alimentos como una forma de aliviar la crisis que se avecina, y que muchos expertos creen que será “muy profunda”.
La crisis de Georgalos es un ejemplo de cómo impacta la baja del consumo interno en la industria alimenticia, que viene sufriendo de varios conflictos que se extienden. Sólo esta semana Granja Tres Arroyos, la avícola líder de la Argentina, anunció nuevos recortes, en el marco de una profunda reestructuración interna que no fue comunicada formalmente, pero que ya se traduce en cierres de plantas, más de 80 despidos, atrasos salariales inéditos y traslados de personal.
El proceso, que se desarrolla de manera silenciosa, está alterando el funcionamiento de una empresa que emplea a unas siete mil personas y llegó a faenar cerca de 700 mil pollos por día. A esto se le suma lo que pasa en el sector lácteo, donde hay varios productores “de peso” de leche que siguen con problemas para cumplir con sus obligaciones, como sueldos y otros pagos.
La mayor explicación de esta realidad es la baja en el consumo interno. Es que los alimentos vienen cayendo en sus ventas, incluso productos de primera necesidad, lo que marca lo profundo de la crisis. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), a través del llamado Índice de Ventas Minoristas, existe “un derrumbe” que se sostiene desde mayo en materia de alimentos, que fue del -1,8 por ciento en septiembre respecto de agosto y del -3,1 por ciento respecto a un año atrás. “La evolución del sector estuvo influida por la situación económica general, el aumento de costos operativos y la pérdida de poder adquisitivo”, ratifica la CAME en su reporte, al que tuvo acceso Data Gremial.
La Mesa Agroalimentaria marca un análisis más crítico. Señalan que en 2024 y en lo que va de 2025 “el consumo de alimentos frescos y carnes registra una fuerte retracción”. El consumo per cápita de carne vacuna cayó a 47,7 kilos en 2024, el nivel más bajo en un siglo, y en marzo de 2025 se redujo otro tres por ciento interanual. En frutas y verduras la caída fue aún más pronunciada: entre 30 y 40 por ciento menos de demanda en 2024 y descensos adicionales en 2025, con bajas del siete por ciento en supermercados y del 3,7 por ciento en autoservicios en marzo. Todo esto impacta en la actividad de la industria alimenticia, y genera los conflictos que hoy se expanden en todo el país.
El caso Georgalos
A poco menos de un mes de las Fiestas de Fin de Año, que una firma como Georgalos, productora del tradicional postre argentino Mantecol, comience a suspender personal, esto todo un símbolo de la potencia de las crisis de la industria de los alimentos.
Las suspensiones, informaron desde la Junta Interna de la firma, se acordaron con la dirigencia del Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA), pero rechazado por los propios operarios. “La empresa alega baja en las ventas pero al mismo tiempo está invirtiendo en su planta de Córdoba 25 millones de dólares”, dijeron los delegados, que recordaron que las suspensiones alcanzan a todos sus trabajadores en tandas de 15 días. “Llevamos seis meses de lucha contra el plan flexibilizador que empezó en el sector chocolates, por el cual hubo cinco despidos”, contó Maximiliano Montero, uno de los cesanteados.
En diálogo con Data Gremial, el referente explicó que “a partir de eso comenzamos una pelea muy grande, en defensa del derecho a huelga, fuimos a la justicia laboral y logramos que tres compañeros sean reinstalados”. En medio de esto, se comunicaron las suspensiones, bajo el argumento de “la baja de ventas y la apertura de las importaciones en Brasil”.
El acta de suspensiones, dijeron los delegados, fue firmada “sólo por directivos del STIA” y fue rechazada por la Comisión Interna y los trabajadores en asamblea, pero ya rige, incuso antes de ser homologada por el Ministerio de Trabajo. “Esta situación que plantea Georgalos, que plantea como crisis, para nosotros es falsa, porque vine teniendo mucha rentabilidad”, dijo Montero, que usó como ejemplo la inversión que se anunció en varias de sus plantas, lo mismo que la publicidad que pone en eventos de primer nivel. “No hay crisis, lo que quiere es mantener su ganancia, al aplicar estas suspensiones basado en un artículo del convenio colectivo que en STIA permite, se redujo un 20 por ciento los salarios además de no pagar las cargas horarias”. Además, Montero recordó que “la Comisión Interna somos la representación primaria de los trabajadores de la planta Victoria, donde se comenzó el plan de suspensiones”. Ante esto, hay “estado de alerta” y la semana que viene se van a realizar medidas para revertir el plan de ajuste. “Si dejamos pasar esto, Georgalos sienta un precedente”, recalcó.
Propuesta
Ante los problemas que se vienen dando en el sector de los alimentos, que se potencia con la cantidad de argentinos que están bajo la línea de la pobreza, se comenzó a discutir cómo salir de esta paradoja: comida cara, con productores y empresas en crisis. En un reciente encuentro para debatir el tema, realizado en la Universidad nacional Arturo Jauretche (UNAJ), la Corriente Nacional por la Producción y el Trabajo General Mosconi advierte sobre “una inminente emergencia alimentaria” y propone la creación “urgente de un entramado de empresas estatales provinciales para garantizar el abastecimiento a millones de argentinos en situación de vulnerabilidad”.
Según este espacio, la Argentina se encamina “hacia una catástrofe alimentaria sin precedentes”. “El deterioro económico acelerado generado por el gobierno nacional está empujando al país hacia una crisis alimentaria de proporciones dramáticas. Frente a esta emergencia inminente, se lanza esta propuesta de rescate urgente”, explicaron.
La propuesta se presentó hace unos días en el denominado Encuentro agroindustrial-agroalimentario para el pueblo de la Patria, llevado a cabo en la sede universitaria. Allí, se proponen una serie de medidas para salvar la crisis de alimentos.
En el corto y mediano plazo “debería ser un objetivo estratégico la creación de Empresas Estatales Provinciales de este tipo, con alta tecnología y capacidad de gestión, en todas las economías regionales, cada una con su especialidad y procesando materias de su región, en Cuyo, NOA, NEA, Litoral, Pampeana”. “Disponer de esta manera un volumen relevante de productos de primera necesidad de la canasta básica alimentaria acondicionados, procesados y fraccionados como arroz, yerba, azúcar, aceites, conservas, legumbres, carnes, pesca, lácteos y muchos más”, recalcaron. A la vez, en paralelo, se habla de crear “una Compañía Nacional de Alimentos encargada de la coordinación comercial, logística y financiamiento entre otros servicios para asistir en capacitación y gestión a las empresas federales”. “La tormenta perfecta se avecina: cuando asuma el próximo gobierno, se encontrará con desequilibrios severos y una población hambrienta, incapaz de satisfacer sus necesidades alimentarias básicas. Los sectores más vulnerables enfrentarán una situación desesperante que requiere medidas inmediatas”, concluyeron.