Un juez echa por tierra uno de los principales argumentos de la reforma laboral libertaria: “No hay ninguna industria del juicio”

El magistrado de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Enrique Catani, desacreditó también la vinculación entre los procesos judiciales y el cierre de empresas. Además, definió que la informalidad y el desempleo son “los grandes disciplinadores sociales”.

Miércoles, 26 de noviembre de 2025 19:40

En plena tensión por el borrador del proyecto de ley que plantea una reforma laboral libertaria, el juez de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Enrique Catani, cruzó las declaraciones del presidente Javier Milei al afirmar que “no existe la industrial del juicio” laboral, tal como había argumentado el mandatario, y  consideró a la declaración como “una frase efectista” tras advertir la inexistencia de “estudios serios que indiquen que la Argentina tiene más juicios laborales que otros países". 

El magistrado trazó una comparación sorprendente basándose en los niveles de informalidad: “Argentina tiene menos juicios laborales que el promedio de Europa, y siendo que en la Argentina hay muchos más motivos para hacer juicios porque alrededor de la mitad de los trabajadores que prestan servicio en relación de dependencia lo hacen en negro".

"No hay ningún estudio serio, ni nada, que haga pensar que en la Argentina hay más proporción de juicios laborales que los que hay en países comparables o, incluso, de países del primer mundo", reiteró.

La informalidad y el desempleo, “los grandes disciplinadores sociales”

Para Catani, en diálogo con El Destape AM 1070,  "la informalidad y el desempleo son grandes disciplinadores sociales”, ya que, sostuvo, “las y los trabajadores sometidos a ese tipo de situación lo piensan mil veces antes de ir a un juicio contra su patrón por miedo a perder el empleo, a entrar en una lista negra y que no lo tomen después". Luego, fue más allá al sentenciar que  "hay ciertos temores que dificultan el acceso a la Justicia de los trabajadores en esa situación".

En tanto, determinó que “no hay ninguna evidencia que permita correlacionar la cuestión de los juicios y el quebranto de las empresas”. En este sentido, desarrolló que “además, sería sencillo hacerlo, porque, si realmente existiesen estas cosas, uno podría estudiar en los juzgados civiles y comerciales cómo evolucionan las quiebras y el porcentaje de influencia que tienen los juicios laborales ahí”.

“Cuando se hagan esos estudios, si a alguien le interesa hacerlos, van a ver que es muy mínima esa influencia", describió al tiempo que puntualizó que “no hay ningún estudio serio que diga que un juicio laboral le cae a una PYME y la funde".

Ante los crecientes niveles de precarización laboral, detectó que “los trabajadores que están en negro, las trabajadoras de casas particulares o los trabajadores que están en la base de la pirámide ocupacional no solo no ganan los juicios, sino que con frecuencia los pierden”.

Catani explicó que “se debe a que hay muchas dificultades probatorias”, ya que “el trabajador en negro tiene que juntar una cantidad de elementos para poder demostrar que es trabajador para poder llegar a plantear algunas de esas cosas".

Bajo la premisa de graficar esa dificultad, citó “el caso de las empleadas de casas particulares, que es un colectivo de trabajadoras muy subalternizado, atravesado por un montón de condiciones de vulnerabilidad, en líneas generales están en negro y tienen la dificultad esta que mencionamos, pero además todos los testigos que podrían conseguir son todos amigos de los patrones o parientes de los patrones, con lo cual más frecuentemente pierden los juicios que las veces que los ganan".

Críticas a la situación económica

El juez analizó los problemas surgidos por el programa del Gobierno y remarcó que “en líneas generales, es más evidente atribuir el cierre de una empresa a la situación económica". 

En el mismo tono,  afirmó: "Es la política económica la que hace desarrollar al sistema productivo, por eso genera empleo. Y es la política económica la que manda a la quiebra a las empresas y por eso destruye empleo. ¿Cómo puede ser que con la misma legislación laboral la Argentina ha tenido períodos expansivos y recesivos en materia económica y ha tenido períodos expansivos y recesivos en materia de empleo?".

Por otro lado, mostró su preocupación por la extensión de los procesos judiciales, dado que mencionó que "un juicio laboral puede durar tres años" y agregó que desde la Cámara de Apelaciones les "preocupa la duración de los juicios laborales porque son de carácter alimentario".

A modo de cierre, desacreditó que la justicia laboral esté diagramada para ayudar al empleado. “La cancha inclinada de la justicia laboral es un mito. Algunos sueñas con que la Justicia del trabajo deje de existir”, cerró.


 

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