En un contexto político marcado por la condena judicial a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Causa Vialidad, la Confederación General del Trabajo (CGT) resolvió no participar del encuentro convocado por el Consejo Nacional del Partido Justicialista (PJ), previsto para este martes por la tarde. La central obrera, en cambio, emitió un comunicado donde dejó en “libertad de acción” a los sindicatos confederados para sumarse a la movilización en apoyo a la exmandataria.
La decisión se adoptó durante un almuerzo en la sede de la Federación de Trabajadores de la Sanidad (FATSA), donde participaron referentes cegetistas como Héctor Daer (Sanidad), Hugo y Pablo Moyano (Camioneros), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Julio Piumato (Judiciales), Omar Plaini (Canillitas), y otros. Allí, primaron las críticas hacia lo que consideraron una convocatoria “desprolija” del PJ, que había postergado el encuentro original del jueves pasado para sumar a gobernadores.
Un repudio sin paro: adhesión simbólica
En su comunicado oficial, la CGT repudió la condena a Cristina Kirchner —a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por la causa Vialidad— y sostuvo que la sentencia es “injusta, parcial y arbitraria”. Si bien expresó solidaridad con la ex presidenta y convocó a los trabajadores que lo deseen a participar de la manifestación, no declaró paro general ni medida de fuerza alguna. "Los trabajadores tenemos memoria y vamos a manifestarnos en las calles", finaliza el texto.
En línea con esa postura, la conducción cegetista aclaró que cada sindicato tiene libertad para organizar medidas según su criterio y el rubro que representa. Hasta ahora, los únicos gremios que anunciaron paros o adhesión con cese de actividades fueron dos estructuras ajenas a la CGT: ATE Capital y el Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU), ambos alineados con el kirchnerismo duro y encabezados por Daniel Catalano y Vanesa Siley, respectivamente.
También confirmaron medidas de fuerza las dos CTA: la Autónoma, dirigida por Hugo “Cachorro” Godoy, y la de los Trabajadores, encabezada por el diputado Hugo Yasky.
Internas sindicales y malestar con los “ultras”
La posición ambigua de la CGT generó malestar en sectores kirchneristas del sindicalismo que esperaban una reacción más contundente. Algunos dirigentes, como Abel Furlán (UOM), Mario Manrique (SMATA) y Sergio Palazzo (Bancarios), se manifestaron públicamente a favor de una movilización fuerte y un posible paro general. Sin embargo, ninguno de ellos activó formalmente medidas en sus gremios.
Furlán, secretario del Interior de la CGT, quedó en el centro de las miradas por haber reclamado coherencia organizativa sin motorizar un paro en la UOM. Lo mismo ocurrió con Manrique y Palazzo, quienes si bien expresaron apoyo político a Cristina Kirchner, no trasladaron esa posición a la acción gremial concreta.
Un frente sindical fragmentado ante un escenario judicial-político caliente
La postura adoptada por la CGT expone una vez más la tensión interna que recorre al movimiento obrero: entre la lealtad histórica al peronismo, la necesidad de preservar la institucionalidad de la central, y las presiones del kirchnerismo para construir una foto de fuerza callejera frente a lo que consideran una proscripción judicial.
Mientras tanto, la ausencia de un paro general resalta la distancia entre la conducción cegetista y el kirchnerismo más duro. En un contexto de crisis económica, malestar social y creciente desconfianza política, el sindicalismo argentino se encuentra ante una encrucijada: cómo sostener su autonomía, sin diluir su protagonismo en los momentos donde la historia toca la puerta.